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Abierta la estación del metro de Trinitat Nova sin inauguración oficial

Trinitat Nova, la nueva estación de metro de la línea 4, entró ayer en funcionamiento sin que mediara inauguración oficial alguna. Pese a que el alcalde de Barcelona, Joan Clos, y el consejero de Política Territorial en funciones, Pere Macias, visitaron a media mañana la estación y viajaron en los flamantes convoyes, no hubo discursos ni cortes de cintas. Tampoco fueron invitadas las entidades que llevan tantos años reivindicando la llegada del suburbano al barrio. Los usuarios ignoraron la falta de pompa y no dejaron de coger el metro.

En la visita de las autoridades de ayer planeó, en todo momento, el mal sabor de boca que dejó la polémica desatada el mes pasado cuando el presidente en funciones de la Generalitat, Jordi Pujol, acudió personalmente a la estación de Trinitat Nova, lo que en medios municipales molestó mucho por producirse a 10 días de las elecciones autonómicas. Para evitar nuevos sinsabores, el Ayuntamiento y Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) decidieron ahorrarse ayer la inauguración del nuevo tramo en un distrito como el de Nou Barris, donde la llegada del metro siempre se hace desear.Los convoyes que prestan servicio en la línea 4 recorrieron ayer, por primera vez con pasaje, los 876 metros de distancia que separan la estación recién bautizada como Via Julia (antes Roquetes) y la de Trinitat Nova.

Durante toda la jornada, los ciudadanos se acercaron a conocer las nuevas dependencias del metro, en las que la Generalitat ha invertido 2.700 millones de pesetas. Esta cantidad desembolsada por el Gobierno catalán es sensiblemente inferior a la que acostumbra a dedicar en otros proyectos metropolitanos, en los que cada kilómetro supone unos 6.000 millones de pesetas de inversión.

Los vecinos de Trinitat Nova se mostraban ayer encantados con la llegada del metro, ajenos totalmente a la tensión que minutos antes flotaba en la comitiva de autoridades. Tanto, que Macias se bajó dos estaciones antes de lo previsto sin apenas despedirse de nadie.

Casi todos los residentes daban por bien empleadas las molestias que han tenido que soportar durante las obras. Entre los primeros viajeros predominaban los ancianos del barrio, entusiasmados con la amplitud del andén central (8 metros de anchura y 90 metros de longitud). Para una parte importante del vecindario la llegada del metro es una señal cargada de buenos augurios en un barrio que continúa teniendo importantes carencias.

Ésta es la primera estación que se inaugura en dos años. Antes se abrió un tramo de la línea 2. En el mismo periodo, en Madrid se han construido más de 100 kilómetros de metro, financiados por la comunidad.

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