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GENTE

LA MÁGICA LLUVIA DE RÍO DE JANEIRO

Juan Arias

Llegó a Río de Janeiro, en visita oficial, el alcalde de Londres, Levene of Portsoken, acompañado por 30 empresarios. Hablaron de cifras astronómicas, de billones de dólares, ya invertidos en Brasil y de los que aún piensan invertir. El alcalde de Río, Luiz Paulo Conde, hijo de padre gallego, de Orense, y de madre hija de gallegos, escuchaba embelesado aquellas cifras y debía preguntarse al mismo tiempo cómo podía unir al Londres de las nieblas con el Río de las playas luminosas. Su deseo era poder atraer los dineros británicos consolando al alcalde londinense de su posible complejo de falta de sol. Debió entonces pedir a los dioses africanos, aquí muy poderosos, o a las meigas de su Galicia paterna que hicieran algo de magia, porque en el momento del encuentro en Copacabana, Río parecía Londres, vestido de niebla, y hasta empezó a caer una fina lluvia nórdica sobre la playa. "Ya ve, colega, que tampoco en Río no siempre luce el sol. También tenemos días grises y desagradables", le dijo, mientras cotemplaba, feliz, la lluvia por la ventana. Pero acabó agradeciéndole a la delegación inglesa, con fina sorna gallega, el "habernos traído el fútbol, nuestra pasión nacional", aunque añadió que ahora los billones de dólares en inversiones tampoco serían mal recibidos.- ,

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