MANUEL BORJA-VILLEL DIRECTOR DEL MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE BARCELONA "Los museos se han convertido en una especie de aeropuertos"

Manuel Borja-Villel (Castellón, 1957) asumió en junio de 1998 la dirección del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) en plena crisis de la pinacoteca. Sumaba al cargo sus nueve años de experiencia al frente de la Fundación Tàpies y una concepción museística menos centrada en atraer visitantes de forma masiva y más dirigida a reivindicar el museo como un espacio de debate y de discusión. Borja-Villel cree que ha llegado el momento de reinventar la fórmula de las pinacotecas porque se han convertido en "una especie de aeropuertos, de espacio de tránsito". El director del Macba recaló en San Sebastián para avanzar en el proyecto de Bakeleku que encabeza el alcalde, Odón Elorza.Pregunta. ¿La cultura museística se va abriendo camino?

Respuesta. Creo que los museos están atrapados en dos trampas y trato de escaparme de ellas: una, el academicismo, la concepción del museo como un repositorio de objetos; de otra parte está el museo con carácter populista, donde lo que se busca es que venga el máximo número de gente posible. Normalmente se cree que el museo tiene una cultura superior y que llega al público, que se cree ignorante, banalizando los contenidos.

P. ¿Ha llegado el momento de reinventar la fórmula?

R. Creo que sí, porque la cultura hoy es central en todas nuestras relaciones. Me da la impresión de que los museos se han convertido en una especie de aeropuerto, en un espacio de tránsito alejado del debate que debía propiciar. Y la cultura tiene que ser agonía, discusión, porque puede tener una función fundamental a todos los niveles.

P. ¿Hasta qué punto no choca su vocación de carácter público con su aceptación minoritaria?

R. Es otra gran discusión que forma parte de esta hipocresía. Los visitantes acaban siendo una masa informe y eso es contraproducente. Propondría una fórmula, mucho más difícil porque no hay modelos: la de las múltiples minorías en una globalización que lleva a una sociedad fragmentada. El arte contemporáneo trata temas que en principio deberían interesar a todo el mundo, es sólo cuestión de saber comunicarlo, a través de programas educativos o las nuevas tecnologías.

P. ¿Cuál es el sello del arte contemporáneo?

R. Integrar arte y vida; es un arte ético, que busca cambiar la sociedad o enriquecernos a nivel humano. El discurso está ahí, y el reto del museo radica en encontrar las vías de transmisión.

P. ¿Cree que existe una barrera entre las propuestas de los artistas de hoy y el público?

R. Hay una sensación de que la vanguardia está separada de la sociedad porque es capaz de encontrar esa verdad ilustrada capaz de cambiar el mundo. Ahora hay una cierta visión crítica más difícil de descifrar; antes se planteaban purezas estéticas que tenían un código más sencillo.

P. Hay quienes ven mucho de provocación en las propuestas de los artistas actuales.

R. Lo que está claro es que nos movemos con una serie de normas que nos acaban por parecer naturales. Y todo arte que sea realmente de calidad por el hecho de que es algo que se te escapa rompe continuamente todas las normas. En ese sentido sí hay una provocación indirecta.