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La Ertzaintza atribuye a un grupo de "cabezas rapadas" la muerte de un indigente en Bilbao

Un grupo de jóvenes cabezas rapadas golpeó y después prendió fuego, poco antes de la media noche del sábado, a un indigente que dormía junto a las vías del tren en el barrio bilbaíno de Basurto bajo la autopista A-8 (Bilbao-Behobia). La Ertzaintza, que investiga el crimen, centra sus pesquisas en identificar al menos a cuatro jóvenes, dos de ellos con la cabeza afeitada, que fueron vistos por vecinos cuando huían del lugar. El mendigo, cuyos datos se desconocen, es de mediana edad y de raza blanca. Desde hacía días pasaba las noches bajo la protección del puente.

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Doce horas después del asesinato, una humareda marcaba el lugar donde poco antes de la media noche del sábado varios jóvenes skin-heads propinaron una paliza y rociaron con líquido inflamable a un mendigo que dormía junto a las vías de la línea Bilbao-Santander.El humo se alzaba a través del muro de protección que separa las vías ferroviarias de la calle. Procedía de los restos de una manta y varios trapos que el indigente utilizaba para protegerse. "Lleva toda la noche. Es como si el fuego se negara a apagarse", comentó un ertzaina que protege la zona. Junto a los rescoldos, las otras pertenencias del indigente, una bolsa de plástico vacía y una naranja.

Un vecino que fumaba un cigarro en la ventana de su casa en la calle Basurto Geltokia, frente a las vías, avisó telefónicamente a la Ertzaintza a las doce menos diez de la noche del sábado. Desde su ventana oía gritos de socorro. Estaban golpeado a una persona, un mendigo de los que suelen dormir bajo el puente.

Cuando la patrulla de la policía autónoma llegó poco después, ya sólo encontró el cuerpo calcinado del indigente. Todavía desprendía humo. El juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver a las 2.00 horas y fue trasladado al Hospital de Basurto, en las proximidades del lugar, para que se le practicara la autopsia. Ayer, se investigaba su identidad.

"Mi mujer, Flori, y su amiga conocían de vista al muerto. Era un hombre de mediana edad, blanco, que solía arrastrar siempre alguna bolsa consigo. Pedía ayuda y a veces le daban un bocadillo. No molestaba a nadie", explica indignado Victoriano, vecino de la zona. La noche del suceso, como todas, sacó a pasear a su perro, de raza pointer. Salió a las once y a las dos de la mañana, pero no oyó nada. "Es la leche. Me pregunto si esa gente que le mató podrá dormir después de lo que ha hecho. Es una barbaridad", murmura incrédulo.

Trataron de socorrerle

Un grupo de hombres que reside en el barrio de Basurto comenta estupefacto que haya habido un asesinato tan cerca de sus casas. "Lees estas cosas en los periódicos, pero nunca crees que puede suceder a la vuelta de la esquina. Espero que cojan pronto a los culpables. ¿Cómo se puede matar a alguien sólo porque es un vagabundo? No molestan a nadie", aseguran casi al unísono.

En la calle, frente a la estación, hay cerca de media docena de bares. En la noche del sábado, todos cerraron hacia las once de la noche, cuando terminó la retransmisión por ETB del partido Barcelona, Athletic de Bilbao. "No nos enteramos de nada. Hasta esa hora había bastante gente, pero luego cerramos y ésto quedó vacío", resalta el propietario del bar Suárez.

Quien sí parece que vio, e incluso trató de socorrer a la víctima, fue un viandante. Esta persona caminó por la vía del tren hasta llegar al lugar de donde procedía el humo, bajo un gran pilar del puente. Allí, se topó con el cuerpo del mendigo todavía en llamas, pero no pudo hacer nada por salvar su vida.

La Ertzaintza confirmó ayer que algunos testigos vieron huir al menos a cuatro jóvenes, dos de ellos con la cabeza rapada y uno con pelo largo. "Aunque no se puede asegurar hasta que se cierre la investigación, todo apunta a que el crimen es obra de un grupo de jóvenes skin heads. Esta es una zona muy marginal a la que acuden toxicómanos y vagabundos", asevera un responsable de la Ertzaintza.

Jeringuillas y basura

El sitio donde dormía el vagabundo cuando le prendieron fuego está al abrigo de las miradas y de la lluvia. Sólo el ruido del tren de la compañía FEVE rompe el silencio. Las vías ferroviarias están separadas de la calle por un muro de protección. Al otro lado, el monte. Por arriba, circula la autopista A-8 (Bilbao-Behobia). Los grandes pilares que sustentan el puente sirven de cielo protector a algunos vagabundos. Algunos toxicómanos también eligen el lugar para inyectarse. Restos de jeringuillas recordaban ayer su paso. Para acceder, hay que recorrer varias decenas de metros desde la estación de Basurto o saltar.

A unos doscientos de metros, se divisa el nuevo albergue de Elejabarri que acoge desde julio pasado a indigentes transeúntes. Durante los tres meses que lleva abierto, han pasado por sus dependencias 644 personas: 147 del País Vasco y 290 del resto de España. Sin embargo, algunas personas sin recursos eligen dormir en la calle. En una pintada premonitaria, a varios metros de donde fue asesinado el indigente, se leía ayer "muerte".

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