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RICHARD WARING LÓPEZPRESIDENTE DE LA EMPRESARIAL TEXTIL ALCOYANA

"En Ardystil fabricaban bombas sin saberlo"

Los cerca de 400 empresarios que aglutina la Agrupación Empresarial Textil Alcoyana no podrían estar en mejores manos. Desde finales del mes de marzo preside la entidad, de más de 700 años de historia, Richard Waring López, un industrial nacido en Alcoy en 1942 pero con raíces en Escocia, cuna del textil en Europa. El nieto e hijo de el inglés, que era como popularmente se conocía en Alcoy a sus antecesores, afronta hoy su cargo con el reto de terciar en la mejora los problemas de siniestralidad laboral y medioambientales que afronta el sector.Pregunta. ¿Qué hace un escocés como usted entre industriales alcoyanos?

Respuesta. En 1929 un grupo de empresarios escoceses decidió crear una sociedad textil en España. De donde venían, la mano de obra era cara, igual que la materia prima, y los impuestos ahogaban. España era un lugar idóneo: Cataluña tenía una infraestructura textil importante, pero como Alcoy ofrecía lo mismo más barato, se decidió constituir aquí la sociedad en 1931. Mi padre, Samuel Waring (young Sam), y mi abuelo, Samuel Waring (old Sam), fueron los técnicos que venían con la expedición.

P. Sería una hazaña para la época.

R. Sí. Ahora ya es meritorio montar una industria en un país extranjero; entonces, sin conocer el idioma y con costumbres distintas, fue una hazaña titánica. Tardaron unos tres años en montarla, con maquinaria muy avanzada que ofrecía producción muy superior a la media de la época.

P. Habría mucha descompensación con la sociedad de entonces.

R. Mi padre decía que cuando llegó a Alcoy, en 1930, la pobreza era tremenda. Había gente que no tenía zapatos y se cubría con mantas. Afortunadamente, no siempre fue igual y antes de morir pudo comprobarlo.

P. ¿Cómo aterrizaron los escoceses en una pequeña ciudad?

R. Cuando llegaron él y mi abuelo residían en el hotel Continental (el edificio aún se conserva en la calle de San Nicolás). Era el único que había y no tenían ni conocían el whisky, bebida imprescindible para un escocés. Así que el dueño del hotel, que cuidó a mi padre y mi abuelo como hijos, les traía whisky de Alicante. Vivieron muy bien. Pero experimentaron un choque importante entre la España de aquella época y Gran Bretaña. Cuando llegó el día del Alardo mi abuelo le dijo a mi padre: "Sam haz las maletas que estos españoles están otra vez en guerra".

P. Sin embargo, se quedaron.

R. Sí y mi padre se casó con una alcoyana en el primer matrimonio de dos religiones, para lo que tuvieron que solicitar permiso al Papa. Ya con la llegada de la segunda República, la CNT confiscó toda la maquinaria de las empresas y se hizo cargo del activo y del pasivo. Eran años en que la industria textil funcionó poco, así que regresaron a Gran Bretaña hasta que acabó la Guerra Civil, en que volvieron a Alcoy para empezar de nuevo. Pero ese año estalló la II Guerra Mundial. A mi padre, como era británico, lo llamaron a filas. Apeló al Foreing Office (Ministerio de Asuntos Exteriores británico), le concedieron su retorno a España y no participó en la guerra. Gracias a eso yo nací en Alcoy. Aquí empecé mis estudios, que completé en Nottingham.

P. ¿Cuándo entró en la Agrupación Empresarial Textil Alcoyana?

R. Regresé a Alcoy cuando tenía 22 años y desde entonces estoy vinculado a la entidad. Primero fui consejero y ahora es para mí un honor y responsabilidad ser presidente de una institución que tiene 700 años de historia. Antiguamente se la conocía como Casa la Bolla, esto último era una especie de sello de calidad que aquí se imprimía a los tejidos autorizado por Carlos IV. Ahora la asociación es de régimen local pero presta servicios a empresarios de Castellón, Valencia y Murcia, que van desde la confección de salarios sociales, obtención de subvenciones, proyectos de calidad...

P. ¿Cómo definiría a los empresarios a los que representa?

R. Gente muy preparada, audaz, emprendedora a la hora de abrir mercados.

P. ¿Hay diferencias entre ustedes?

R. Podría decirse que a partir del año 1970, por un fallo de la Administración local, muchas industrias salieron de Alcoy y están establecidas en Muro d"Alcoi, Cocentaina, Albaida, Ontinyent. Eso fue un grave error que estamos intentando corregir. Alcoy puede ser una ciudad de servicios, pero no olvidemos que desde el siglo XIII ha sido industrial.

P. ¿Es cierta la competencia entre empresarios de L"Alcoià, El Comtat y La Vall d"Albaida?

R. Es cierto que la ha habido, pero los empresarios jóvenes estamos convencidos de que hay que eliminarla. No tiene sentido que aquí nos atomicemos y fraccionemos. La unión hace la fuerza y la intención ahora es agruparse, unirse, limar cualquier tipo de asperezas. Ocupar puestos en agrupaciones y asociaciones textiles ha de traducirse en acciones positivas y no negativas de fraccionamiento entre las tres comarcas. Si conseguimos algo del Gobierno valenciano es porque nos hemos unido.

P. Unidos también acabarán mejor con la alta siniestralidad laboral.

R. Es dramático cuando una empresa lo tiene todo en orden y le ocurre una desgracia así. Pero, lo que no tiene nombre es cuando ocurre por ignorancia y dejación, como ocurrió con Ardystil, donde fabricaban bombas sin saberlo. Ahora estamos con la evaluación de riesgos máquina por máquina, trabajador por trabajador. No podemos permitir que haya accidentes por negligencias, por no estar al día con la normativa, en ello estamos con los sindicatos. Pero hacen falta ayudas e inversiones.

P. ¿Qué es lo que más les preocupa ahora?

R. Con el medio ambiente nos han machacado y todas las depuradoras tienen que estar en marcha. Una depuradora puede oscilar entre los 120 a 200 millones de pesetas, gasto que han de asumir los empresarios y quitarlo del capítulo de inversiones.

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