El juego maldito
El Arlequín es un teatro rescatado al cine. Tiene una historia relativamente corta, pero brillante, y algunos de sus estrenos que fueron famosos están reproducidos en las fotografías que adornan las paredes. La empresa Cornejo ha recuperado también una sala del cine Avenida, otra del Real Cinema y reconstruye el teatro Maravillas. Merece un elogio su fe en tiempos difíciles. El local es pequeño y acogedor, su reconstrucción ha sido cuidada y debe recuperar su buena leyenda.Tampoco se han ahorrado dificultades al elegir la obra del estreno. Sleuth, de Anthony Shaffer, fue un éxito mundial; pero Hollywood se apoderó de ella y fue uno de esos casos, no tan frecuentes, en los que la adaptación cinematográfica superó al original.
La huella
The sleuth, de Anthony Shaffer, versión de Juan José Arteche. Intérpretes, Agustín González y Andoni Ferreño. Escenografía y vestuario, José Luis Raymond. Dirección: Ricard Reguant. Teatro Arlequín.
Otros efectos
La dirigió Joseph L. Mankiewicz y sus dos únicos personajes los hicieron Laurence Olivier y Michael Caine. Parece todo dicho, pero hay algo más: las posibilidades de producción. La inteligente y bien dialogada historia -y esto permanece- es la de un inglés de la alta sociedad, escritor policiaco de éxito, que invita al amante de su mujer, un peluquero de origen italiano, para envolverle en una venganza astuta y meditada, en su casa trucada: en esta cuestión de efectos especiales el teatro tiene poco que hacer frente a un cine de gran inversión económica.
Habrá personas que no la hayan visto nunca, y para ellas esta versión que interpretan Agustín González y Andoni Ferreño, con la movilidad y la preparación del director Richard Reguant, les parecerá suficiente, sobre todo en un momento en que el público de teatro busca el thriller, la intriga, el misterio y el efecto. Me parecieron apasionados en la función del domingo por la tarde.
Babelia
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