Andalucía fue la comunidad autónoma donde más creció la donación de órganos
"Los trasplantes son de una innegable utilidad social y ponen a prueba tanto la capacidad de nuestros hospitales como los valores de la sociedad". La reflexión fue hecha ayer por el consejero de Salud, José Luis García de Arboleya, en un acto organizado para celebrar los 1.000 transplantes de riñón del hospital Carlos Haya de Málaga.Y a tenor de los resultados, tanto la capacidad de la sanidad pública andaluza como la generosidad social, pasan la prueba. Andalucía fue la comunidad autónoma española donde más aumentó la tasa de donaciones en lo que va de 1999. Además, en el primer cuatrimestre de 1999, el crecimiento de los transplantes fue del 28% en comparación con el mismo período del año anterior.
Pero es más, si continúa la tendencia, se superará la tasa nacional, ya que las estimaciones prevén que se alcancen en Andalucía las 33,8 donaciones por millón de habitantes, lo que supondría 1,3 puntos por encima de la previsión en toda España.
Si se tiene en cuenta el período 1993-1998, el incremento de las donaciones alcanza el 58%, porcentaje que los profesionales consideran un acicate para seguir trabajando. En Málaga, la tasa de donaciones prácticamente se duplicó en una década, al pasar de 17 por millón de habitantes en 1989 a 33 por millón en lo que va de 1999.
Labor social
La labor de 30 años no ha sido en vano. Los equipos sanitarios no sólo han conseguido prolongar la vida de miles de enfermos, sino que han hecho un trabajo de concienciación social que se traduce en el progresivo descenso de la negativa familiar a donar órganos: solamente en el primer semestre de 1999 ese rechazo cayó un 5%.
La coordinadora nacional de transplantes, Blanca Miranda, confirmó que la comunidad andaluza se ha convertido en "motor de las donaciones" en España y que la tasa de supervivencia de los transplantados en nuestro país es superior a la media que se registra en Europa y Estados Unidos. Miranda hizo hincapié en el avance que han supuesto los transplantes renales en relación a la diálisis. Además de aumentar la calidad de vida, las operaciones tienen un nivel cinco veces menor de mortalidad, ya que mientras en los transplantes no se supera el 2%, en la diálisis llega al 10%.
Durante el acto nadie olvidó a los protagonistas ausentes: los donantes. El gerente del Carlos Haya, Francisco Juan Ruiz, se encargó de aclarar que no sólo se celebraban 1.000 transplantes, sino 500 donaciones. "Los donantes son los que ponen la primera piedra", resaltó.
La afirmación no fue casual. Los expertos recordaron que debido a los avances científicos, los transplantes se han convertido en una operación de rutina y que el único límite es la disponibilidad de órganos. Por eso, los médicos insistieron en un mensaje que rozó lo filosófico: con una donación, la muerte es un punto de partida para la vida.
Arboleya lo dijo, aunque en otros términos. "La actividad de los transplantes está directamente vinculada al índice de donaciones. Avanzar más depende del avance de la solidaridad", comentó el consejero.
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