Peajes para regular el tráfico
El consejero Amann anunció en su momento la intención de animar a las diputaciones de Guipúzcoa y de Vizcaya a rebajar a la mitad el peaje de la A-8 cuando concluya la actual concesión a la empresa Europistas en el año 2003. Esta intención va a tener que esperar dado que las diferencias para materializar el traspaso de la autopista a Euskadi en estos momentos son insalvables. Para Amann, los peajes cumplen una función como instrumentos reguladores del tráfico. "Hay que ser conscientes de que todas las carreteras tienen una función que cumplir y para que la cumplan tiene que haber un sistema de regulación. Ese papel corresponde a los peajes, que representan un elemento de disuasión", explicó.
Así, según el consejero el peaje es un elemento indispensable para que el sistema viario no se sature con el tráfico. "El peaje no es la solución a todos los problemas de circulación, pero ayuda".
Las dos autopistas que atraviesan Euskadi (la A-8 y la A-68) ganaron el año pasado 33.000 millones de pesetas por los peajes, que constituyen la principal, y casi la única, fuente de ingresos de estas vías. Los responsables de las empresas concesionarias de los dos viales les auguran un "brillante provenir".
A pesar de este dato sobre los ingresos por los peajes, el consejero eludió pronunciarse sobre lo lucrativo que pueden resultar estos instrumentos. "Para ver si una concesión da dinero hay que analizarla a lo largo de todo el tiempo que dura la explotación y no sólo tener en cuenta el último año. No sé si los resultados finales de esta concesión han sido positivos o negativos. Mi impresión es que han sido positivos, pero no hay que fijarse en lo que se está ganando al final".
"Toda concesión supone un riesgo", añade, "porque exige una inversión inicial muy fuerte. Si después funciona y tiene tráfico los esfuerzos quedan compensados".
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