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Obras Públicas considera ahora imposible que el Gobierno central transfiera la Bilbao-Behobia

En poco más de tres meses el consejero de Transportes y Obras Públicas, Álvaro Amann, ha pasado de irradiar optimismo al más profundo de los pesimismos respecto al traspaso a Euskadi de la autopista Bilbao-Behobia (A-8). Si el pasado 8 de julio expresaba su confianza en que se materializara la transferencia ese mismo mes tras entrevistarse con el ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado, ayer reflejó su convicción de que el traspaso no se va a producir, al menos en bastante tiempo. "Ha quedado claro que no existe voluntad política", se lamentó el consejero.

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¿Qué ha hecho cambiar de opinión de una manera tan radical a Amann en apenas tres meses? "En la reunión que mantuve con Arias Salgado en julio", señaló el titular de Transportes a este periódico, "las perspectivas eran muy buenas, pero no se acaban de concluir. No se ha cumplido el compromiso y soy muy pesimista respecto a que se pueda cumplir ya. No sé a que se debe el cambio de actitud. Lo mismo que en julio dije que estaba hecho, ahora tengo que reconocer, desgraciadamente, que no se va a producir el traspaso".El vicepresidente del Gobierno central, Francisco Álvarez Cascos, se comprometió el año pasado a transferir la autopista a Euskadi, lo que propició que el PNV cambiara el signo de su voto y apoyara los Presupuestos Generales del Estado para 1999. "La A-8 era un compromiso del Estado. Ahora estoy convencido de que no se va a producir la transferencia. Se demora en el tiempo algo que considero que es factible de realizar de una forma sencilla", incidió el consejero.

Las comisiones técnicas creadas para arreglar los pormenores del traspaso han venido trabajando con normalidad hasta el pasado mes de julio, momento en el que su tarea prácticamente había concluido a falta de trasladar sus resultados a la Comisión Mixta de Transferencias, el foro donde se deben cerrar los acuerdos en materia de competencias. "Las comisiones técnicas han trabajado duro, pero todo se ha truncado. Tengo la seguridad de que no existe voluntad política de consumar el traspaso. No sé si Madrid ha estado jugando con el Gobierno vasco, pero sí sé que en Euskadi se tenía claro que la voluntad política se había logrado a finales del año 1998. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que está voluntad no era tal", razonó.

El PNV está dispuesto a volver a la carga de nuevo este año en la negociación de los Presupuestos para el ejercicio próximo. Pero el consejero ve muy difícil que el Ejecutivo central cambie ahora su postura: "Ese debate ya se ha producido y no ha dado ningún fruto. No se trata de repetirlo cada vez que hay Presupuestos porque el problema radica en la falta de voluntad política". En la actualidad, la A-8 soporta una media diaria de 21.000 vehículos. La sociedad Europistas, encargada de la explotación de la vía, logró el año pasado unos ingresos superiores a los 16.000 millones de pesetas en concepto de peajes. Su concesión finaliza en el año 2003.

En cuanto al traspaso de la A-68, la otra autopista que atraviesa el País Vasco y que enlaza la capital vizcaína con Zaragoza, Amann se mostró igual de pesimista. "Las autopistas son un viejo tema de litigio entre el Estado y la comunidad vasca", concluyó.

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Vía fundamental

Por otra parte, Amann también tomó parte ayer por primera vez en el debate abierto sobre la importancia de construir la autopista Eibar-Vitoria (A-1). El consejero se había mantenido hasta ahora al margen cuando la nueva Diputación de Álava, dirigida por el PP, anunció a principios de septiembre que tenía intención de atender demandas más urgentes que el tramo alavés de esta autopista.

Sin embargo, el discurso del PP ha cambiado con el paso del tiempo y de asegurar que la Éibar-Vitoria no es una vía prioritaria ha pasado a asumir que sí lo es. Así, ha presupuestado cien millones de pesetas para contratar el proyecto de trazado, pero de momento no está adjudicado. Los dirigentes del PP han admitido que no supieron transmitir el mensaje en un principio.

El consejero recalcó que se trata de una vía "muy importante para la estructuración de Euskadi y para concluir todo el eje norte-sur de travesía. Es la ruta de alta capacidad, el eslabón que faltaba y hay que hacerlo".

Amann recordó que en el Plan General de Carreteras -aprobado por las tres diputaciones forales- queda patente la trascendencia de la A-1. "Los pronunciamientos que se han dado desde Álava se deben en parte al desconocimiento de qué es un Plan General de Carreteras y cuál es la importancia que tiene esta vía, no sólo para Guipúzcoa, sino para Álava, para Vizcaya y para todo el mundo".

En esta línea, el consejero apuntó que se trata de "una reivindicación histórica, más alavesa que guipuzcoana. Cuando una institución se enfrenta a un problema de estos no puede posicionarse en función de si tiene o no dinero. Es un elemento importante, pero no por eso puede renunciar. Hay que hacer esa vía. Entre todas las instituciones tenemos que dar con la fórmula para financiarla y la Diputación de Álava tiene que ser la primera en impulsar su construcción", zanjó.

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