Carrera regeneracionista contra el tiempo
Los paquistaníes aplaudieron ayer la primera medida de limpieza ordenada por el general Pervez Muharraf y esperan que la congelación de las cuentas de los políticos sea el preludio de un saneamiento más profundo de un sistema formalmente democrático, pero realmente degenerado y explotado en beneficio propio por una élite política que rige sin escrúpulos un país de 140 millones de habitantes analfabetos en su 80%.La llegada de los militares puede poner en peligro la democracia, por más que ellos digan que está "intacta", pero los políticos tienen lo que se merecen, comentan numerosos paquistaníes. El reputado analista y defensor de los derechos humanos I. A. Rehman mantiene que todos los Gobiernos que siguieron a la muerte en 1988 del general Zia-ul-Haq no se han preocupado más que de "seguir en el poder". "No ha fracasado la democracia, sino los políticos", dice. "A pesar de que hayan sido elegidos, nunca se han interesado por las necesidades del pueblo. Los sedicentes partidos democráticos siempre han gobernado de forma secreta, sin la transparencia que requiere la democracia".
La vida política ha girado en torno a Benazir Bhutto y Nawaz Sharif, que nunca consiguieron terminar su mandato de cinco años. Tras la muerte del general Zia, Benazir fue primera ministra, para dejar el puesto a Sharif en 1990, que se lo cedió a ella en 1993, para pasar a manos de él en 1997 entre acusaciones de corrupción de su gran enemiga. Durante todos estos años, los sucesivos Gobiernos ni hicieron frente a los ingentes problemas del país ni intentaron los cambios necesarios, lo que ha asfixiado todo posible desarrollo.
Orden feudal
La arcaica estructura social del país, donde la clase media es casi inexistente, descansa sobre un régimen tribal en las dos provincias occidentales -en una de las cuales, la del Noroeste, no existe de hecho el Estado- y sobre el aplastante poder de las familias terratenientes en el Punjab, de donde proceden los Sharif, y Sind, tierra de los Bhutto. Más del 60% de los integrantes de la disuelta Asamblea Nacional pertenece a esta último sector feudal e inmovilista.
Un antiguo jefe de la Fuerza Aérea, hoy político, Asghar Jan, mantiene que "el mismo sistema no volverá a funcionar, hay que cambiarlo". Jan, que pasó cinco años en las cárceles de Zia, está considerado en Pakistán como un político honrado, a lo que algunos atribuyen que nunca haya ganado una elección. "Creo que hace falta un Gobierno provisional durante al menos dos años para arreglar las cosas, un Gobierno de gente honrada y con credibilidad". El antiguo general propone un cambio constitucional, la limpieza de la clase política y la celebración elecciones. "Unas elecciones con el actual sistema producirían los mismos resultados".
Pero Pakistán -con una deuda externa de 32.000 millones de dólares y unas reservas de 1.400- ni tiene tiempo ni puede soportar sanciones. "La economía no puede desarrollarse con un régimen militar", hace notar el economista Asad Saed.
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