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UN NOMBRAMIENTO FRUSTADO

Un halcón con vuelo propio

Alejandro Pedrós, asesor fiscal, político y periquito impenitente, ha vuelto a fracasar en su viaje a la actividad pública

Las malas horas que está atravesando ahora Alejandro Pedrós tras su efímera presidencia en el Instituto de Crédito Oficial (ICO), probablemente no serán compartidas por sus compañeros de partido (el PP) en Cataluña. El recién dimitido no era un asiduo en la sede del PP en la calle Urgell de Barcelona. Pedrós tenía vuelo propio y sus vías directas con la calle Génova, sede del PP en Madrid, y con altos cargos del Ministerio de Economía, entre ellos el secretario de Estado de Economía, Cristobal Montoro, catedrático de Hacienda Pública, como el propio Pedrós. También tenía buena sintonía con el propio ministro, Rodrigo Rato, a la postre firmante del decreto nombrándole presidente del ICO.Forma parte de la Comisión de Economía del partido, lo que le permite un contacto regular con la cúpula y con el portavoz parlamentario en temas económicos, Vicente Martínez Pujalte, que ayer suspendió una conferencia de prensa sobre presupuestos sin motivo aparente.

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El viernes pasado, cuando el ministro portavoz, Josep Piqué, anunció con halagos y entre bromas su nombramiento, muchos en Barcelona no se lo acababan de explicar. Algunos apostaron incluso a que algún incidente acabaría amargando la fiesta al ministro que le recordó como su profesor de Hacienda "en quinto".

Las malas relaciones de Pedrós con sus compañeros de partido en Cataluña vienen de antiguo. En 1984, en la época en la que el partido se llamaba Alianza Popular, fue suspendido de militancia por criticar públicamente a la dirección, en aquellos años controlada por Eduardo Bueno, el candidato a la presidencia de la Generalitat, financiado por Javier de la Rosa. Precisamente, sus críticas a este último ensancharon las distancias con Bueno. La caída del hombre fuerte, tras el desastre electoral, y el apoyo directo de Fraga impidieron que la suspensión de militancia se convirtiera en expulsión. También contó, y mucho, el apoyo de la patronal catalana Fomento del Trabajo, cuyo presidente entonces, Alfredo Molinas, lo tenía bajo su protección. Más en la distancia, el presidente de la CEOE de la época, Carlos Ferrer Salat, hizo valer sus influencias para salvar a Pedrós. Aún hoy, sigue siendo asesor y hombre influyente en la principal organización empresarial catalana.

Antes del enfrentamiento con Bueno, en 1983 había sido el cabeza de lista de Alianza Popular-PDP a la alcaldía de Barcelona. Obviamente, no ganó, pero ocupó el cargo de portavoz popular en el consistorio. El ayuntamiento de Barcelona era conocido para él, pues había ocupado el cargo de delegado de servicios de Hacienda del consistorio con el alcalde Enric Massó, sucesor de Porcioles y uno de los últimos alcaldes del tardofranquismo.

Finalmente, la suspensión de militancia fue de 18 meses y en octubre de 1985 acabó abandonando su miltancia en la derecha catalana de color españolista

Entre su marcha y su reingreso, esta vez ya bajo el nombre actual de Partido Popular, en el otoño de 1995, cuando la victoria parece estar al alcance de la mano, Pedrós vivió un largo periodo al margen de la política activa que tanto le apasionaba.

Desarrolló en esos años una variopinta actividad y tuvo también algún que otro tropezón judicial. En este frente, en 1993 fue imputado en un caso que puso al descubierto una red gigantesca de facturas falsas para defraudar el IVA a Hacienda en el que estuvo implicado su despacho de asesoría. El caso, instruido por el juez ahora procesado por extorsión, Pascual Estevill, acabó finalmente archivado pero muchos nombres barceloneses de pro quedaron bajo sospecha.

Periquito impenitente, se postuló, sin éxito, para la presidencia del Espanyol. También protagonizó, en 1989, una sonora denuncia, sin que pudiera aportar pruebas consistentes, contra el entrenador de fútbol Javier Clemente por supuestos cobros del Barcelona mientras estaba entrenando al Espanyol de sus amores. El editor José Manuel Lara salió en defensa de su adorado Clemente y Pedrós quedó en evidencia ante la masa de socios de la institución.

Poco después comenzó una larga e infructuosa campaña de recaudación de fondos para crear un nuevo banco, el Banco de Economía y Servicios (Ecoserbank), para lo que esperaba contar con la aprobación del Banco de España de Mariano Rubio. No en balde había sido asesor de la entidad. Pero la autoridad monetaria le negó la concesión de la ficha y Pedrós tuvo que dedicarse a devolver el dinero que había recaudado entre los potenciales socios fundadores.

Mientras tanto, sus relaciones con el partido en Cataluña tampoco habían mejorado. El nuevo responsable de la formación conservadora en Cataluña era Jorge Fernández Díaz, quien actualmente es secretario de Estado de Educación, Universidades, Investigación y Desarrollo. Fernández había sido colaborador de Eduardo Bueno y también era un hombre próximo a De la Rosa.

Ahora, ya con el Gobierno del PP instalado en Madrid, la presidencia de la formación conservadora en Cataluña está en manos de otro Fernández, Alberto, hermano del anterior, y las cosas no estaban mejor cuando fue nombrado presidente del ICO.

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