La cruzada francesa contra la "mundialización" audiovisual no ha logrado aún un compromiso europeo
Los 84 presidentes y altos directivos de la comunicación, reunidos en París dentro del marco del consejo internacional del Museo de la Televisión y de la Radio (MTR), han oído durante dos días todas las variantes de un mismo discurso: la defensa de la llamada "excepción cultural" y de la necesidad de que las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que comienzan el próximo 30 de noviembre, dejen de lado la industria cultural.El comisario europeo encargado de la negociación en la OMC es el francés Pascal Lamy. De momento la posición gala sólo encuentra en la UE un respaldo abierto por parte de Bélgica y topa con una oposición no menos abierta de británicos, daneses, suecos y holandeses. El desacuerdo ante la OMC también es una manera de reivindicar la ampliación de la directiva comunitaria sobre Televisión Sin Fronteras, que impone cuotas de producción europea, o de hacer sonar la alarma ante la multiplicación de canales que permite la tecnología digital.
En su búsqueda de un compromiso, Francia no ha querido desaprovechar la oportunidad de tener concentrados en París, durante estos días, a personas como Peter Chermin, actual número dos del grupo Murdoch; Rémy Sautter, presidente de CLT-UFA; Thomas Middelhoff, presidente de Bertelsmann; Fedele Confaloniere, de Mediaset, o Bob Wrigth, presidente de NBC, sin olvidar a responsables de empresas públicas como Greg Dyke, el director general de la BBC. Ante todos ellos, el primer ministro francés, Lionel Jospin, advirtió ayer que ni la información, ni los demás programas deben ser "monocolores", pues nada sería "tan peligroso como un mundo en el que mundialización rimase con uniformización". Jospin se refirió a ese 60% del mercado audiovisual europeo controlado por Estados Unidos frente a un mercado estadounidense que sólo admite los productos europeos a la altura del 3%. Para dejar claro que esto no es cuestión sólo de un determinado color político, el presidente de la República, Jacques Chirac, remarcó igualmente la "fuerte asimetría" que marca los intercambios entre los EE UU y la UE cuando de televisión o cine se trata.
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