Derribar las barreras de entrada y coger las llaves
Juan Francisco Cámara (Zaragoza) llegó a Valencia en 1977 para iniciar sus estudios de ingeniería en la Universidad Politécnica de Valencia. Después de fundar Torrescamara, en 1986, donde antes que presidente fue gerente, se incorporó al mundo asociativo empresarial. En 1989 se incorporó a Fecoval (Federación de Empresas Contratistas de Obras Públicas de la Comunidad Valenciana) del ahora presidente de Cierval, Rafael Ferrando. Fue vicepresidente de la organización desde 1995 y presidente a partir del año 1997. Ahora dirige la Comisión de Infraestructuras y Ordenación del Territorio de la patronal Cierval. Cámara pertenece además al consejo rector del Instituto Tecnológico de la Construcción (Aidico) y al consejo de la empresa Aguas del Júcar (Ajusa).Desde la presidencia de Fecoval, el empeño de Cámara ha sido derribar las barreras de entrada, impuestas por la Administración, para que los asociados accedieran en igualdad de condiciones que las grandes constructoras a los concursos públicos. "Las barreras son como cuartos comunicados por puertas, que no puedes atravesar sin disponer de la llave adecuada", describe figuradamente el empresario. "Esas llaves sólo te las puede dar la Administración si acreditas experiencia. Ése ha sido nuestro objetivo en Fecoval, que las administraciones confiaran en nosotros. Desde hace cuatro años nos están dando esas llaves y podemos decir que hemos pasado la prueba con un aprobado alto". En este sentido, los contratistas celebran la última iniciativa de la Generalitat de crear una junta de compras autonómica, "que tendrá potestad en la concesión de clasificaciones".
En cuanto al futuro del sector, el único horizonte posible, según Cámara, es crecer más e iniciar un proceso de concentración. ¿Fusiones? Es posible, pero antes es preciso que las constructoras valencianas gestionen un 50% de la facturación de la comunidad autónoma. "Los ingredientes están, el catalizador, también; pero todavía no está cocido el tema", comenta el dirigente empresarial.
En la Comunidad se ejecutan cada año obras públicas por valor de 200.000 millones de pesetas. "Tanto el PSOE como el PP están convencidos de que hay que dar más oportunidades a las empresas valencianas, pero ahora es cuando más confianza se tiene", asegura Cámara.
El boom constructor del mercado valenciano le preocupa: "Faltan recursos humanos, sobre todo, mano de obra, pero la Administración nos está apoyando bastante". Los plazos se cumplen y, por lo general, también los pagos.
El conocido como método alemán -la Administración paga cuando recibe la obra acabada- ha sido una experiencia fugaz en la comunidad autónoma. Se han realizado tres o cuatro obras mediante este sistema, pero la prudencia aconseja no generalizar el modelo y por eso no se ha adjudicado ninguna obra en esas condiciones desde finales de 1998.
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