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HEPATITIS C

El superior de Maeso defiende ante el magistrado la "profesionalidad" del sospechoso del masivo contagio

Las casi cinco horas de declaración de Rafael Montero ante el juez en relación con el brote de hepatitis C detectado en Valencia apenas aportaron detalles sobre la supuesta responsabilidad de Juan Maeso, el anestesista imputado por el masivo contagio, en la mayor crisis sanitaria de la historia reciente de la Comunidad Valenciana. Es más, Montero, superior de Maeso en los dos centros en los que éste trabajaba, el hospital La Fe y la clínica Casa de Salud, aseguró que su colega y amigo es "un número uno" en su profesión. Es más, fue más lejos al afirmar que el anestesista, vinculado por el estudio epidemiológico de la Consejería de Sanidad con 171 casos de contagio, nunca actuó de manera extraña, heterodoxa o negligente.

En ese sentido, subrayó el buen hacer de Maeso al calificar de "barbaridades" las afirmaciones de varias enfermeras que trabajaron a las órdenes de Maeso en La Fe y aseguraron, durante sus comparecencias en el Juzgado de Instrucción número 5, que varios de sus pacientes despertaban prematuramente en el postoperatorio o que el médico no respetaba todas las normas higiénicosanitarias que rigen en los quirófanos.

Montero declaró ayer en calidad de imputado. El juez encargado del caso, José Manuel Ortega, decidió, a instancias del fiscal, Javier Carceller, y pese a los dos recursos del letrado del facultativo, Javier Peris, que el superior de Maeso acudiera al juzgado acompañado de un abogado y sin la obligación, que acompaña a los testigos, de contestar todas las preguntas formuladas.

El magistrado entendió, criterio ratificado por la Audiencia de Valencia, que Montero pudo tener conocimiento de las malas prácticas imputadas a Maeso. A la luz de su declaración, no fue así. El jefe de anestesiología de La Fe desmintió las hipotesis de juez y fiscal: nunca supervisó de manera directa o indirecta el trabajo del sospechoso o de cualquier otro anestesista, por lo que difícilmente podía tener constancia de los detalles de su quehacer diario.

Además, Montero, para destacar la confianza que le merecía Maeso, contó cómo fue anestesiado por su compañero, confesó que nunca dio crédito a los rumores sobre su drogadicción -provocados por el rencor de un sector mínimo de los enfermeros, dijo- y subrayó que nunca recibió de manera directa o indirecta la más mínima queja sobre el primer imputado por el masivo contagio.

Al término de la declaración, el abogado de Maeso, Francisco Davó, insistió en la inocencia de Maeso. "Ha quedado en evidencia una vez más que las acusaciones contra mi cliente se basan en meros cotilleos", declaró a Europa Press. Davó, al igual que Peris, volvió a clamar contra la imputación de Montero y arremetió contra el fiscal al calificar la línea de su interrogatorio de "intranscendente, inocua y fuera de contexto".

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