El factor De la Rosa irrumpe en campaña
Durante casi una década, el ex gestor de Torras y ex presidente de Tibidabo fue el financiero preferido por el nacionalismo
Las relaciones entre el financiero Javier de la Rosa, en prisión provisional desde octubre del año pasado, y la Generalitat han vuelto a ser motivo de enfrentamiento político en la campaña electoral catalana del 17 de octubre. El candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, Pasqual Maragall, ha recordado al candidato de CiU, Jordi Pujol, sus vínculos con el financiero ahora encarcelado y le ha acusado de haber sacrificado la ética al servicio de este empresario "cuyas sombras planean en Cataluña".De la Rosa está imputado en varios procesos penales por supuestos delitos de estafa, apropiación indebida, falsedad documental y fraude a Hacienda, cometidos durante su gestión al frente de Torras-KIO y de Grand Tibidabo. Diversos jueces españoles le han impuesto fianzas de responsabilidad civil y penal que superan los 20.000 millones de pesetas. Además, un juez inglés dictó una orden de embargo contra sus bienes por más de 80.000 millones.
Durante muchos años, la Generalitat de Pujol utilizó a De la Rosa como un financiero aliado. Éste no sólo acudió solícito a resolver algunos apuros de la administración, sino que se mostró dispuesto a hacer favores personales a algunos prohombres del nacionalismo. En contrapartida, De la Rosa intentó cobrarse cada una de esas ayudas. Incluso desde la cárcel.
Parque de atracciones
La fascinación de la Generalitat por De la Rosa comienza cuando éste maneja la manguera de los petrodólares del grupo kuwaití KIO en España. En 1987, Josep Maria Cullell, ex consejero de Economía, abrió despacho profesional en las oficinas de De la Rosa en la Diagonal de Barcelona, en las que ya trabajaba otro ex consejero, Vicenc Oller. De la Rosa le financió a Cullell un curso de inglés en Londres, justo después de que éste perdiese, frente a Maragall, las elecciones a la alcaldía de Barcelona.Pero la gran amistad entre el establishment convergente y De la Rosa tuvo su punto de despegue en septiembre de 1990, cuando el entonces hombre fuerte de la Generalitat en asuntos económicos, el consejero Macià Alavedra, y el ex secretario general de Pujol, Lluís Prenafeta, le pusieron en bandeja liderar la construcción del gran parque temático Port Aventura.
Un mes después, un diputado de Convergència en el Parlamento de Cataluña, Jaume Camps, abrió cuentas en Suiza que acabaron recibiendo 163 millones de pesetas procedentes de Torras por orden de De la Rosa.
Poco después, en mayo de 1991, el apoyo de Pujol fue de extrema valía para De la Rosa cuando el financiero compró la empresa CNL (luego Grand Tibidabo), compañía que acabó descapitalizada tras su gestión. Alavedra tranquilizó a los accionistas de la empresa al saludar la entrada de De la Rosa como "una oportunidad histórica para Cataluña".
En julio de 1991, el financiero vendió a la Administración catalana el edificio que albergaba la sede de CNL por 3.200 millones, más de 900 millones por encima del precio de mercado, según los peritos judiciales. En la compra-venta se pagaron importantes comisiones.
De la Rosa utilizó la mayor parte de ese dinero para financiar al diario nacionalista en castellano El Observador, promovido por Prenafeta y el ex abogado de Pujol, Juan Piqué Vidal.
La venta del edificio de CNL no fue la única operación inmobiliaria de la Generalitat con De la Rosa. En 1992 el departamento de Gobernación adquirió a una sociedad recomendada por De la Rosa un edificio para los Mossos d"Escuadra por 1.900 millones. La operación generó jugosas comisiones y la Administración no desistió de la compra a pesar de que el edificio sufría aluminosis.
En aquellas fechas, comenzó la crisis de KIO-Torras que cerró las puertas de Madrid para De la Rosa. En ese clima, Pujol salió en defensa del financiero cuestionado, arropándole con la bandera del catalanismo. El 3 de abril de 1992, Pujol le presentó como modelo empresarial de Cataluña y afirmó: "Es un hombre que ha actuado con gran eficacia para salvar grandes empresas".
En avión a la final
El buen clima que presidía en aquellos años la entente entre De la Rosa y la cúpula nacionalista se puso de manifiesto de forma simbólica en la final de la Copa de Europa de fútbol que el Barcelona ganó en mayo de 1992 en el estadio de Wembley. El financiero puso dos aviones privados a disposición de la plana mayor de Convergència, encabezada por Miquel Roca, entonces secretario general de CDC y portavoz de CiU en Madrid.También en esa época, el aparato administrativo de la Generalitat actúo con celeridad desconocida para aprobar la construcción de una clínica de lujo que De la Rosa y su esposa dirigían en Barcelona.
Las obras del centro New Teknon, iniciadas en 1991, en las que se enterró buena parte del dinero de los pequeños accionistas de Tibidabo, no respetaba ninguna de las normas urbanísticas de esa parte de la ciudad, a pesar de lo cual la Generalitat le dio su visto bueno. La inauguración del centro, en febrero de 1994, cuando De la Rosa ya estaba imputado por su gestión en Torras y las quejas de los pequeños accionistas por su gestión en Grand Tibidabo eran un clamor, congregó a medio Gobierno de la Generalitat.
Para algunos, las relaciones aún continúan. La empresa New Elements, productora de televisión creada recientemente, coloca series a la cadena pública catalana TV-3. La sociedad está presidida por un hombre sin experiencia en el sector, Joan Cruells, colaborador directo de De la Rosa y que fue encarcelado durante la instrucción del caso Grand Tibidabo. La sede social de la empresa está en el despacho de De la Rosa en Barcelona.
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