Dulce Pontes y Extremoduro acaparan la semana
De la delicadeza de Dulce Pontes a la rugosidad de Extremoduro, la semana cuenta con una amplia gama de posibilidades para gustos musicales divergentes. El antagonismo entre la cantante portuguesa y la banda de Robe Iniesta se da en otros artistas que actúan estos días. No es lo mismo el baile puro y jondo de El Güito y Manolete que los saltos skatalíticos de The Special Guests, y nada tiene que ver la manera de tejer lenguaje y música de los cubanos Gema y Pável o Habana Abierta con la brutalidad del metal que viene del norte de Europa de la mano de In Flames o Dark Tranquility.
Rock del mundo
Combinan bien, sin embargo, Dusminguet y Color Humano, dos bandas afincadas en Cataluña herederas del mejor espíritu de Mano Negra. Dusminguet son de La Garriga, una población pegada a Barcelona, y han sorprendido por su álbum de debú, Vafalungo. Mezclan cumbia con rumba catalana, reggae y raggamuffin con ritmos de los gitanos centroeuropeos, copla con funk y sonidos del norte de África: todo para hacer de la diversidad integración, expresándose, además, en castellano, catalán, árabe o francés. Los integrantes de Color Humano se formaron en un centro de okupación parisiense, pero se han apalancado definitivamente en Cataluña. Son hijos de la inmigración argelina, europea y caribeña, y en sus espectáculos la energía está asegurada merced a la sabia combinación de sonidos que sus miembros aportan según sus lugares de origen. En Burundanga, su reciente disco que presentan ahora en Madrid, queda patente esa gozosa amalgama sonora.
Dulzura y sentimientos
A pocas cantantes les va tanto el nombre como a Dulce Pontes. Sobrecoge la dulzura de su voz, que pone al servicio de la tradición portuguesa vista desde el fin de siglo. El fado está ahí, pero su propuesta es mucho más que eso. Asidua a los escenarios españoles desde hace un lustro, viene ahora a presentar su nuevo disco, O primeiro canto, que se publica estos días. En él han colaborado artistas de la talla del acordeonista vasco Kepa Junkera, el percusionista indio Trilok Gurtu o el cantante angoleño Waldemar Bastos.No le andan a la zaga, en cuanto a sentimientos, los que expresan Gema y Pável, el dúo cubano que insiste esta semana -ahora en Clamores- en dar a conocer las canciones de Síntomas de fe, su tercer disco. En parecido empeño de revisitar la nueva trova cubana con la pátina del pop se encuentra Habana Abierta, el sexteto que no hace mucho ha publicado su segundo disco madrileño, 24 horas. Madrid ha influido decisivamente en ambas formaciones, pues aquí han asentado sus respectivas carreras en esta década que termina. Natalia Dicenta, además de ser una buena actriz, resulta que también sabe cantar con apasionamiento. Se va a encerrar 15 noches, desde la de ayer, en el Café Central, el templo del jazz, acompañada del trío de Vicente Borland, el pianista panameño que la acompaña en el programa de televisión que ella presenta, Lo tuyo es puro teatro.
Experimentales
Luna, Stereolab, Gorky"s Zygotic Mynci y Scott 4 conforman uno de los carteles más pintorescos que se pueden dar estos días. De orígenes diferentes y estilos distintos, los cuatro grupos están unidos por el afán de experimentar mirando adelante. Un concierto compartido que hará las delicias de los más audaces, pues las propues-tas de los cuatro se encuentran en ese pozo que, por innovador, los críticos aún no han acertado con la definición precisa, quedándose en eso tan ambiguo como pop del nuevo milenio. L.O.L.A. también es un experimento, pero de otro modo. Es el grupo de Manolo Mané, que fue guitarrista de Mamá, uno de los grupos bandera de la movida madrileña. Con Isabel Urzaiz, una aguerrida cantante al frente, L.O.L.A. muestra su pop vigoroso en un concierto de libre entrada.
Extremos
Robe Iniesta, líder indiscutible de Extremoduro, ya se ha ganado fama de poeta callejero y maldito. Desde luego, no se corta a la hora de resultar expresivo: ahí resulta atrevido, pero con su banda sigue aferrado al rock más tradicional e inamovible. Vuelve a los escenarios madrileños teloneado por La Venganza de la Abuela, el grupo de Enrique Villarreal, El Drogas, el cantante del grupo navarro Barricada.Abundando en la contundencia sónica, el metal más salvaje llega del norte de Europa gracias al cuádruple cartel que el domingo atruena en Carabanchel. In Flames y Dark Tranquility, ambos de la ciudad sueca de Gotemburgo -que ya ha acuñado su propio sonido de marca-, son los protagonistas de la velada. Para la ocasión, los también suecos Arch Enemy y los finlandeses Children of Bodom anticiparán la noche del estruendo.
Con muchos más matices y sutilezas, también suenan potentes Gigolo Aunts, que actúan dos noches en el pequeño escenario de Moby Dick. El pop de guitarras densas pero melodiosas de esta banda, formada en Boston hace una década, sirve para presentar Minor chords to major themes, su nuevo disco.
Del baile jondo al brinco sin control
Dos bailaores de la talla de Eduardo Serrano Iglesias, El Güito, y Manuel Santiago Maya, Manolete, muestran toda la belleza del baile flamenco mediante el espectáculo Puro Jondo, que durante cinco noches ocupará el Centro Cultural de la Villa. Cantaores, guitarristas y bailaores se ponen al servicio de la coreografía diseñada por estos dos monstruos del flamenco.Tanta belleza de movimiento del cuerpo humano contrasta con el descontrol del ska, el estilo musical sincopado y a contratiempo que invita al baile y a la diversión. Lo trae a Madrid la energética banda de Berlín The Special Guests. El salto y el brinco están garantizados porque hacen ska influidos por bandas británicas de los ochenta, como The Special o Madness, sin olvidar a los abuelos del invento, como The Skatalites o Laurel Aitken.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.