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La flota de Málaga amenaza con el amarre ante el "acoso" de la Junta

Las cuatro querellas de la Fiscalía contra otros tantos armadores por capturar inmaduros y las penalizaciones que la Junta aplica en Málaga a aquellos barcos sorprendidos con ejemplares que no tienen la talla mínima han puesto al sector en pie de guerra. Los patrones de las embarcaciones han amenazado con amarrar la flota "si continúa el acoso" de la Delegación de Pesca y han exigido que se permita un tope del 20% de las capturas de boquerón victoriano. Estos ejemplares no alcanzan los nueve centímetros exigidos por la legislación vigente y, según los armadores, se coge revuelto con el resto de los peces. La reivindicación -avalada por los mayoristas del puerto, los detallistas y la Cofradía de Pescadores- es rechazada de plano por la Consejería que argumenta que no puede admitir ningún porcentaje de inmaduros entre el pescado que entra por las lonjas, porque supondría vulnerar la normativa en vigor. "No queremos comercializar inmaduros, sino que se tenga en cuenta una tolerancia de ese pescado que se captura revuelto. Hacemos menos daño al caladero con dicho tope, que teniendo que capturar cantidades muy grandes para poder apartar los de talla reglamentaria de los que no la tienen, haciendo una matanza más grande devolviendo éstos al mar", justifica una nota remitida a la Delegación de Pesca de la Junta en Málaga y suscrita por seis colectivos. Mientras Los Verdes animan a la Fiscalía a perseguir la captura de alevines, los patronos de embarcaciones se quejan del estrecho control al que está sometida la lonja de Málaga en comparación con demás puertos de la provincia y de la comunidad. El sector atribuye el "acoso" a la "ineficacia" de la Junta para erradicar a los furtivos, "verdaderos pescadores de inmaduros". En lo único que están de acuerdo los ecologistas y los armadores es en cuestionar el furtivismo. Los Verdes acusaron a la Capitanía Marítima de hacer "dejación de funciones" en la persecución de los pescadores ilegales, algunos de los cuales llegan a embolsarse hasta 20.000 pesetas diarias gracias a la captura de crías de sardinas y boquerón.

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