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Entre el pujolismo sociológico y la parroquia de Maragall

Jordi Pujol desparrama sociología y Pasqual Maragall presume de parroquia. Sobre este esquema se estructura la bipolaridad de las élites catalanas ante los comicios autonómicos del próximo 17 de octubre.Esta bipolaridad contará muy pronto con una instantánea de postín: el palco del FC Barcelona en el próximo derby Barça-Madrid, que se juega el 13 de octubre, cuatro días antes de la cita de los catalanes con las urnas. A la tribuna del Barça, metáfora unívoca de la vida social catalana, no pueden faltar aquel día ni Pujol ni Maragall, dos culés de corazón a quienes la afición del Camp Nou perdonará por un rato su abuso del escaparate.

En el campo económico, los comicios calan hondo sobre los colegios profesionales. Los decanos de los notarios, ingenieros, farmacéuticos o médicos esperan estos días la invitación de CiU para la reunión electoral con Pujol, a la que conviene no fallar, porque pasan lista. Están en juego los contratos de las firmas de ingeniería, las regulaciones farmacéuticas, los horarios comerciales, el etiquetaje en catalán, y hasta los subarriendos y compras de material hospitalario, que cubren de punta a punta la privatización encubierta de la sanidad pública catalana.

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El bolsillo parece ser la causa de la cautividad que sufre una buena parte de la llamada sociedad civil. La presión de la Generalitat sobre algunos colectivos se ha ensanchado enormemente desde que en 1980 -primeros comicios autonómicos ganados por Convergència- Pujol unificó las famosas uniones de botiguers, convertidas después en la federación de gremios y en las pymes de matiz nacionalista.

El trabajo de Pujol sobre la sociedad civil va de arriba abajo. Su resultado, todo un corte transversal, ofrece versiones muy nítidas del pujolismo sociológico, entendido como una amalgama de intereses y oportunidades que brinda el poder. Los grupos de presión satisfacen estos días el tributo al líder nacionalista, considerado el mejor business oriented de la política española. Este tributo tiene, como no podía ser de otro modo, la cansina forma de cenas coloquio. Así, la influyente CECOT de Terrassa, una organización de más de 2.000 empresas, concede a Pujol el honor presidir la Noche del Empresario, el próximo día 6 de octubre; y, dos jornadas después, también en plena campaña, el líder nacionalista clausurará en Tarragona otra noche empresarial ante 1.500 industriales, reunidos por la CEPTA. Por su parte, el mismo Fomento del Trabajo (CEOE) -levantisco una vez más ante el frentepopulismo del eje Maragall-Ribó- ya abrió la campaña con el presidente del Gobierno, José María Aznar, que vendió a los industriales la bondad de su paquete presupuestario, respaldado por CiU.

Los empresarios duros agradecen a Pujol su papel de larga mano catalana de Aznar en materia de política económica y de ahí también que el influyente Instituto de la Empresa Familiar (IEF) haya agasajado al presidente de la Generalitat en un almuerzo en el que los asistentes -José Manuel Lara (Planeta), José Ferré (Freixenet), Javier Godó (Grupo Godó), Ignacio Ferrero (Nutrexpa) y Rafael del Pino (Ferrovial)- le agradecieron los incentivos fiscales a la inversión decretados por el Gobierno.

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Frente a estos grupos, la versión parroquiana de Maragall podrá contrastarse dentro de pocos días en una reunión prevista con el Colegio de Economistas de Cataluña, el colectivo profesional al que pertenece el candidato socialista. En las últimas juntas de este colegio se encuentran los Santacana, Martí Parellada y Trullén, entre otros nombres que aureolan buena parte del universo intelectual maragalliano.

Aunque indirectamente, la Cámara de Comercio de Barcelona también respalda a Maragall. El presidente de esta institución organizó en su propio domicilio una cena con Maragall a la que asistieron los vocales del comité ejecutivo de la cámara y algunos miembros del pleno de la misma entidad. En esta versión economicista del estilo parroquiano cabe incluir también al Círculo de Economía, que ha incorporado a su directiva nombres de afinidad maragalliana como Jordi Mercader y Josep Maria Vallès, profesor de la Universidad Autónoma e impulsor de la plataforma Cataluña Siglo XXI.

En las universidades, víctimas ahora de la casual concomitancia entre los calendarios electoral y académico, también se vive la bipolaridad. Los amigos de Maragall impregnan de keynesianismo sus clases inaugurales: el ex ministro Ernest Lluch en la Facultad de Económicas de la Universidad de Barcelona y Josep Maria Bricall -ex consejero de la Generalitat provisional de Tarradellas- en la Universidad Internacional. Pero, frente a los citados profesores de afinidad socialista se apuntalan con fuerza los grandes fichajes de Pujol en la Universidad Pompeu Fabra; sobre todo, el más rutilante, el profesor emérito de Harvard Andreu Mas-Colell, ex comisionado de la Generalitat para las universidades y número 10 de la lista electoral de CiU.

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