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Tribuna:PRÓXIMAS GENERACIONES [EP] ERNEST FOLCH, EDITOR
Tribuna
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"Este país pide un cambio estético" GUILLEM MARTÍNEZ

Con la de hoy se inicia una serie de entrevistas a ciudadanos y ciudadanas catalanes que han crecido con Pujol. Son personas nacidas en los setenta y sus alrededores, y cuya percepción del pujolismo, el hecho nacional catalán, la derecha y la izquierda catalanas, puede reposar sobre el hecho de haber nacido en esa década. El primer invitado es Ernest Folch (Barcelona, 1972), editor y director de Editorial Empúries. Pregunta. ¿Consideras especiales las próximas elecciones? Respuesta. Son vitales. Si se ha de producir un cambio, es ahora. Ésta es la primera oportunidad de cambio, pues por primera vez hay una oposición efectiva. P. ¿Distingues en esta confrontación electoral una izquierda y una derecha definidas? R. La izquierda y la derecha son algo que cada vez tiene más que ver con la forma que con el fondo. Son más bien estéticas diferentes. El cambio que está pidiendo este país creo que también es estético. Dudo que la gente quiera un cambio profundo. De hecho, los programas convergente y socialista son muy parecidos. La gran diferencia entre la izquierda y la derecha es sólo la cuestión del cambio, de la voluntad de cambiar la sociedad. P. La sustitución de ideología por estética, ¿es una normalidad o una anormalidad? R. La política refleja el mundo donde vivimos, que es esteticista. Pero las diferencias entre izquierda y derecha no son únicamente estéticas. Estoy convencido de que la izquierda tiene muchas más cosas que decir en la economía, la cultura, en los problemas sociales y en el mundo de los jóvenes, en cosas cotidianas como la vivienda, el trabajo, etcétera. La izquierda tiene más sentido para los jóvenes que la derecha. P. Tras 20 años de Pujol, ¿cuál es su debe y su haber? R. Pujol ha hecho cosas buenas y malas, pero ha tenido la virtud de convertir las cosas positivas en negativas, lo cual es una consecuencia de los años que lleva en el poder. Cosas buenas como TV-3 o la política lingüística, en un principio absolutamente consensuada, han ganado finalmente una importante opinión pública en contra. ¿La metáfora que puede explicar el pujolismo? Para la gente de mi edad, Pujol es un túnel. No hemos visto nada más que ese túnel. Ver otra cosa sería la salida del túnel. Pujol es como Núñez, eterno. Una persona que se cree imprescindible durante 20 años es una persona que ha perdido el sentido común. P. Que los políticos se crean necesarios, ¿no es un peninsularismo? R. Es una cultura antidemocrática. Quien permanece en el poder tanto tiempo tiene algo poco democrático en su interior. Se tendrían que buscar en esta democracia sistemas que limiten el poder, como en Estados Unidos. Nadie se imaginaba que algún día Felipe [González] no gobernara. Fue sustituido por otro político, absolutamente mediocre, y no pasó nada. Eso es democráticamente sano. P. ¿Crees que en estos últimos 20 años se ha construido Cataluña? ¿Aún falta? R. Cataluña no está construida. Ni España. Ni Europa. Ni el mundo. Faltan competencias, cosas que Pujol no ha sido capaz de conseguir. Aún no es posible celebrar un juicio en catalán, y ni siquiera el 25% de las películas son en catalán. Pujol, fuera de Cataluña, es muy nacionalista, pero aquí no; lo cual ha degenerado en crispación y antipatía externa hacia Cataluña y en unos resultados mínimos locales. P. ¿El proyecto federal de Maragall, te parece una contraposición a esta situación? R. El proyecto de Maragall ha ido cambiado. Ahora es más nacionalista. Es inteligente e interesante, pero difícilmente el Gobierno y el PSOE lo permitirían. P. ¿Votarás? R. Sí. A IC, porque me parece la forma más elegante de votar a Maragall. IC apoya el cambio, y prefiero evitar votar a un partido que se llama PSOE. Tendrá que pasar mucho tiempo para que ese partido deje de darme repelús por todo lo que ha pasado. Tendrá que pasar mucho tiempo para que olvidemos a los GAL.

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