Un palacio de congresos por acabar

"Alcalde, nos habéis hecho sufrir". Esas fueron las primeras palabras de Jaume Alonso-Cuevillas dirigidas al alcalde de Tarragona, Joan Miquel Nadal. La frase obedecía a que apenas unos minutos antes de que entrasen los abogados al acto inaugural del congreso, decenas de operarios aún trabajaban en adecentar el escenario del encuentro, el nuevo Palacio de Congresos, construido sobre lo que había sido la cantera romana. Ayer era palpable la falta de acabados, y prueba de ello es que el mismo Alonso-Cuevillas pidió en público a los congresistas que evitasen el contacto con las paredes para no mancharse de cemento. Hasta el mismo Jordi Pujol, que ya inauguró el Palacio de Congresos días antes de las elecciones municipales del 13 de junio en plenas obras, ironizó en su discurso sobre la falta de acabados. Después, sin embargo, matizó que era uno de los mejores palacios de congresos del mundo. Tampoco faltó ironía en las palabras de Nadal, quien afirmó: "Hemos retrasado las obras del palacio para que lo puedan inaugurar los abogados". En cualquier caso, nadie discute que el nuevo palacio acabará con la hegemonía que hasta ahora tenía Reus en la organización de congresos. Las obras fueron adjudicadas en 2.400 millones de pesetas, pero al final se incrementaron en otros 300 millones a causa de las filtraciones de agua y por las dificultades de la excavación.