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Las Cortes deberán ratificar el estatuto de la OTAN en España

Miguel González

Desde la matriculación de los vehículos hasta la exención del IVA en las compras, todos los aspectos que regulan el funcionamiento del Cuartel General de la OTAN en España -que hoy será inaugurado oficialmente por el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el secretario general de la Alianza Atlántica, Javier Solana- quedarán recogidos en un acuerdo que deberán ratificar las Cortes, al tener rango de tratado internacional.

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El acuerdo que regulará el estatuto del personal y del propio cuartel será similar, en muchos aspectos, al convenio con Estados Unidos, pues ambos se basan en el Estatuto de Fuerzas (1951) y el Protocolo de París (1952), dos tratados que dan cobertura legal a la presencia de tropas aliadas en otros países de la OTAN.El convenio está pendiente de su aprobación por el Consejo de Ministros y entrará en vigor cuando lo firmen el jefe del Estado Mayor de la Defensa español, Santiago Valderas, y el Comandante Supremo Aliado para Europa, el norteamericano Wesley Clark. Después, deberá ratificarlo el Parlamento, que tendrá así oportunidad de pronunciarse sobre el resultado del proceso de integración de España en la estructura militar.

A falta de este convenio, el Mando Subregional Conjunto del Suroeste (JSRCSW, según sus siglas en inglés) se activó el pasado 1 de septiembre, con la nueva estructura de mandos. Está previsto que alcance su capacidad operativa inicial el próximo 1 de marzo, cuando esté en funcionamiento el Centro de Operaciones Conjunto y los Sistemas de Información y Comunicación y se cubra el 75% de la plantilla, que forman 313 personas, 274 militares y 39 civiles. El 46% serán españoles y el resto, de diez países aliados, destacando por su número los estadounidenses (50), italianos (35), alemanes (21) y británicos (15).

El pleno funcionamiento no se alcanzará hasta marzo del 2003, una vez que se haya construido su nueva sede, a 800 metros de las actuales instalaciones, en cuyas obras se invertirán 5.000 millones de pesetas, así como otros 1.200 para comunicaciones. Su coste se sufragará con cargo a los fondos comunes de la OTAN, igual que los gastos de funcionamiento, estimados en 1.000 millones anuales.

Para adecuar la sede provisional, en el antiguo cuartel de la Unidad de Sanidad del Ejército, en Retamares (Madrid), España adelantó casi 1.400 millones, de los que la OTAN ha devuelto ya 300. La mayor parte de la inversión, unos 1.000 millones gastados en equipos informáticos y de comunicación, se aprovechará para el cuartel definitivo.

El acto de hoy tiene carácter protocolario. La bandera española será arriada, como símbolo de la cesión de las instalaciones y, a continuación, se izará la de la OTAN y tomará posesión oficial de su cargo el primer jefe del mando, el español Juan Narro.

Problemas de protocolo

La organización de la ceremonia ha estado rodeada de problemas de protocolo, dada la presencia de numerosas personalidades: por parte española, el presidente José María Aznar, el ministro Eduardo Serra y el teniente general Valderas.; y por la OTAN, el secretario general, Javier Solana -que acude a su última ceremonia oficial antes de dejar el cargo, el 6 de octubre, para convertirse en el primer representante de la política Exterior y de Seguridad de la UE-, el general Clark, y el jefe del Mando Sur, con sede en Nápoles, el almirante norteamericano James Ellis.

Tanto España como la OTAN se disputaban el papel de anfitrión del acto, por lo que se optó por una solución salomónica: las invitaciones las firman el general Valderas y el jefe del Comité Militar, el italiano Guido Venturoni; y la ceremonia será copresidida por Aznar y Solana.

Al haberse creado de nueva planta -al contrario que los otros mandos de la OTAN, salvo el de Larissa (Grecia)- el cuartel de Retamares es plenamente multinacional: el número dos de Narro es un general portugués, Sebastiao Monteiro; su jefe de Estado Mayor, un italiano, Giancarlo Pascarelli, y el jefe de la División de Operaciones, un alemán, Justus Gräbner.

Pese a su nombre, está mucho menos claro el carácter conjunto del cuartel: los cuatro generales citados pertenecen al Ejército de Tierra, al igual que tres de cada cinco oficiales.

Este desequilibrio puede tener consecuencias. Aunque se ha sugerido lo contrario, incluso por responsables oficiales, dirigir el control del estrecho de Gibraltar no es una competencia del mando de Retamares, sino del de Nápoles. Al primero sólo se le reconoce la misión de "contribuir" a dicho control. La posibilidad de asumirlo en exclusiva, o dirigirlo, parece más remota con un mando predominantemente terrestre, ya que el control del Estrecho es, sobre todo, una operación aeronaval.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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