Incendio

El pasado día 15 se produjo un incendio en el edificio en que habito, plaza de Matute, número 4, que tuvo amplia repercusión en la prensa madrileña de esos días. No nos encontrábamos en el edificio en aquellos momentos y tardamos varias horas en enterarnos de lo sucedido y en llegar a casa. Mientras tanto, los bomberos habían acudido, desde el cercano parque de la calle Imperial, avisados por los vecinos del inmueble, a sofocar el incendio. Su actuación impidió que el siniestro se trasladase a las casas vecinas y, descolgándose desde la terraza se introdujeron en mi domicilio para averiguar qué sucedía dentro de la casa, de la que salía una densa humareda (según información de los propios vecinos). El accidente ha provocado diversos destrozos en mi vivienda, pero la actuación de los bomberos apenas ha dejado más señales de su paso que las huellas de sus manos o sus pies sobre suelos y paredes. Cuando nosotros llegamos, todas las ventanas estaban abiertas, las persianas levantadas, e incluso cuidadosamente sujetas, para que el aire circulase y arrastrase humos y vapores.Como he dicho, hay que reparar muchas cosas, pero, desde aquí, me gustaría agradecer al cuerpo de bomberos, en general, y a aquellos que actuaron en mi vivienda, en particular, todo lo que hicieron para impedir que los daños fueran mayores y la delicadeza con que se movieron entre las paredes que, todavía hoy, gracias a ellos, conforman mi casa.- .