Un maratón de fallos y recursos

El juicio de extradición se desarrolla en paralelo con la conferencia -esta semana- del Partido Laborista y unos días antes de la del Partido Conservador. El clima está, pues, caldeado. La vista, que durará como máximo hasta el 1 de octubre, tendrá lugar en el tribunal penal de Bow Street, en Londres, de donde, precisamente, emanó la noche del 16 de octubre de 1998 la primera orden de detención de Pinochet.Es un tribunal que cuenta con tres plantas: la baja corresponde al juzgado nº1; en la primera y en la segunda están los juzgados nº 2 y nº 3. Todos han sido habilitados para el juicio. En la primera se desarrollará la vista. Habrá un lugar para los periodistas, con preferencia para los británicos, chilenos y españoles. El público y miembros de organizaciones de derechos humanos podrán seguir las sesiones en las cortes 2 y 3 a través de un circuito cerrado de televisión.

Pinochet escribió una carta en junio al magistrado Parkinson, entonces a cargo de juicio, en la que pidió que se le excusara de asistir en razón de su estado de salud. El magistrado le dispensó, pero dijo que tendrá que acudir al anunciarse la decisión, que se dará a conocer una o dos semanas después de acabado el juicio.

En la vista, la Fiscalía de la Corona tiene que probar, a satisfacción del magistrado, que la conducta de Pinochet sería delictiva si hubiera tenido lugar en el Reino Unido y que estaría castigada con una pena superior a un año de prisión. La Fiscalía tendrá que certificar además la inculpación de Pinochet en España.

En este juicio, el asunto de la jurisdicción ocupará una parte decisiva. La defensa de Pinochet, que sólo admite la existencia de un caso de tortura a partir de diciembre de 1988, negando la participación del ex dictador, sostiene que España no tiene jurisdicción para enjuiciarle por tortura. Catedráticos españoles

Aunque este asunto ya ha sido definido por la Cámara de los Lores, la defensa de Pinochet presentará el testimonio escrito, bajo juramento, de dos expertos independientes. Se trata de los dictámenes de dos catedráticos españoles de Derecho Internacional, encargados por los abogados de Pinochet en Madrid, José María Stampa y Fernando Escardó. Estos dos catedráticos estarán en el juicio para ratificar sus declaraciones juradas.

La decisión de dar curso o no a la extradición la adoptará el magistrado. Su fallo puede ser recurrido, por cualquiera de las dos partes, ante el Alto Tribunal de Justicia y luego ante la Cámara de los Lores. Sólo después de que estas instancias se pronuncien, caso de haber recursos, el asunto pasa al ministro del Interior, Jack Straw, para que éste adopte la decisión final.