España atiende un caso de malaria cada día
El turismo y la inmigración han puesto en guardia de nuevo a europa sobre una infeccion emergente
El turismo y la inmigración han vuelto a poner en guardia a Europa frente a la malaria, una enfermedad parasitaria que se consideraba erradicada del sur mediterráneo desde principios de los años sesenta. Hacia 1975 en España apenas se registraban 25 casos anuales de la infección importada por viajeros. Actualmente hay 365, uno por cada día, datos muy similares a los registrados por otros países europeos. Pero los epidemiólogos consideran que la cifra se queda corta por culpa de un infradiagnóstico. Ocurre que sólo entre un 6% y un 13% de los dos millones de españoles que viajan cada año a zonas de riesgo palúdico se preparan para ello. Y la probabilidad es que contraigan la infección entre 16 y 19 por cada 100.000, asegura Agustín Benito, microbiólogo responsable del laboratorio de paludismo del Instituto Carlos III de Madrid. Este centro, junto con el existente en el hospital Clínico de Barcelona, son los únicos de medicina tropical acreditados en Europa, si bien cada vez más los grandes hospitales desarrollan unidades especializadas, como la existente en el madrileño hospital Ramón y Cajal.Todavía son muy pocas, admite Benito, para el número de casos que parece avecinarse. "Hay un infradiagnóstico por la falta de experiencia de los profesionales sobre el paludismo", afirma.
La enfermedad, provocada por un parásito que transmite con su picadura la hembra del mosquito anopheles, es perfectamente curable si se aborda a tiempo y adecuadamente. No más de una semana de ingreso hospitalario con tratamiento del antipalúdico específico para el parásito responsable -hay cuatro tipos de parásitos que provocan malaria- evita males mayores. De hecho, aunque para muchos afectados siga siendo un calvario averiguar la causa de esas fiebres que trajeron de su último viaje, la mortalidad por esta infección ha descendido en 10 años en España del 3,7% al 1,3%.
Benito insiste sobre la necesidad de viajar con profilaxis. Los medicamentos antimaláricos no son capaces todavía de evitar el riesgo de contraer la infección, pero atenúan sus efectos, al limitar el desarrollo del parásito una vez que ha entrado en el organismo.
Los casos registrados anualmente en España -un 40% por viajeros y un 60% por inmigrantes, según Benito- son todavía importados. No se ha confirmado la existencia de malaria autóctona como auguran los peores presagios del cambio climático para dentro de pocos años. Con todo, Europa está en alerta. Una red europea de vigilancia con sede en Berlín observa la evolución de esta infección cuya zona de influencia se amplía día a día favorecida por los grandes movimientos de población.
"Como enfermedad emergente, no hay duda de que el riesgo existe", recalca el microbiólogo, quien, no obstante, descarta que se puedan instalar en España focos de infección que hagan de algunos territorios zonas endémicas similares a las erradicadas en los sesenta.
Al igual que sucede con la malaria, los servicios de enfermedades infecciosas se empiezan a enfrentar con problemas desconocidos hasta ahora en nuestra geografía. Los boletines epidemiológicos incluyen cada año más casos de dengue, parásitos y enfermedades diarreicas sobre las que aún existe una escasa experiencia terapéutica.
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