Holanda recela de la hija de un ex dirigente de Videla como reina
Dos partidos piden a la novia de su príncipe heredero que se distancie de la dictadura
La polémica suscitada por el flechazo entre Máxima Zorreguieta, bella rubia argentina de 28 años, hija de un ex colaborador de Videla, y el heredero de la corona holandesa, Guillermo Alejandro, de 32, ha subido de tono en Holanda, donde dos partidos de la oposición han pedido a la joven una declaración expresa de distanciamiento de la dictadura argentina. El hecho de que la novia sea católica da también quebraderos de cabeza a la reina Beatriz.
"La historia de la plebeya de las pampas enamorada del joven príncipe de Holanda le ha devuelto al mundo su capacidad para soñar", ha escrito la revista argentina Gente. Se conocieron en marzo en una fiesta sevillana.Los dos tienen ocupaciones relacionadas con las finanzas. Guillermo, para administrar los asuntos de Estado y una fortuna valorada en 1.800 millones de pesetas, y Máxima en su puesto de ejecutiva de cuentas en el Deutsche Bank en Nueva York. La pareja no perdió el tiempo. A las dos semanas, él ya había cruzado el charco en un avión privado. Tres meses después, Máxima volaba a Holanda para ser presentada ante la familia real, incluida la reina Beatriz. La familia Zorreguieta conoció al futuro rey el mes pasado en Bariloche, adonde fueron a esquiar.Aunque plebeya, Máxima es guapa, educada, habla idiomas y pertenece a una familia acomodada de Buenos Aires. Pero la liberal sociedad holandesa ha descubierto una mancha negra. El padre de Máxima, Jorge Zorreguieta, de 71 años de edad, participó en el régimen de la dictadura militar. Fue subsecretario y luego secretario de Agricultura durante tres años, en la época en que el ministro de Economía era José Martínez de Hoz y presidía la Junta Militar el general Jorge Rafael Videla, hoy procesado y en arresto domiciliario por el robo de hijos de detenidas-desaparecidas.
Coqui Zorreguieta, como le llaman los amigos, ya había ocupado otros cargos en los gobiernos militares de Juan Carlos Onganía y de Alejandro Agustín Lanusse, en los que fue miembro de los consejos asesores de política agropecuaria y económico-social, respectivamente. Hoy es el presidente del Centro Azucarero Argentino y del Departamento Mercosur de la Unión Industrial Argentina. Fiel a sus raíces vascas, Zorreguieta preside la Fundación Vasco-Argentina Juan de Garay, donde los que dicen conocerle le describen como una persona muy trabajadora, sencilla y de bajo perfil. Él no habla con la prensa. Es socio del exclusivo Jockey Club y del country (urbanización privada) Pingüinos. Casado en dos ocasiones, tiene tres hijas del primer matrimonio y cuatro, entre ellos Máxima, del segundo.
Aunque oficialmente aún no hay entre ellos nada más que una "amistad", la relación se ha convertido ya en Holanda en un asunto de Estado. Poco antes de que el portavoz real reconociera la "amistad", algo que ninguna de las otra novias de Guillermo había logrado, el primer ministro, Wim Kok, en un acto inusual en Holanda, se vio también obligado a confirmar la relación. Recuperados del primer impacto, la mayoría de los grupos de la Cámara baja (que en su momento tiene que aprobar la boda) han prometido que no pondrán dificultades, pero el punto dista aún de estar cerrado. El partido socialista SP y los verdes de GroenLinks (oposición) han advertido ya que si Máxima se convierte en reina exigirán una "declaración expresa de distanciamiento del régimen de Videla", y el centroizquierdista D66 (en el Gobierno) espera que haya una "investigación oficial de antecedentes" para pronunciarse.
Pero lo que más quebradero de cabeza da a la reina Beatriz es lo religioso. La Casa Orange-Nassau hunde sus raíces en las luchas contra los españoles, y desde su fundador, Guillermo de Orange, todos los soberanos se han mantenido fieles a la Iglesia Reformista Holandesa, protestante. Por eso, aunque la Constitución no fija una religión obligatoria para la corona, la confesión católica de la joven levanta aún muchas ampollas en Holanda.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.