La derecha sigue dividida
Empieza a ser una costumbre que la derecha francesa se subdivida cada vez que hay procesos electorales, aunque sean internos. Y también que la popularidad indiscutible del presidente Jacques Chirac no le permita ejercer un verdadero liderazgo en su propio campo.La novedad es que ahora las divisiones aparecen también a la hora de elegir al nuevo presidente de Unión Para la República (RPR), el partido que ostenta los colores del Elíseo, y que quedó en grave crisis tras el triunfo del Partido Socialista Francés de Lionel Jospin, hace dos años.
Y lo significativo es que al candidato oficioso de Jacques Chirac, el presidente de la Federación de Municipios, Jean-Paul Delevoye, le han salido un buen grupo de competidores, los llamados "candidatos a candidato", en expresión de Philippe Séguin, el frustrado dirigente que intentó vanamente la reforma del partido gaullista.
A falta de un proyecto político en el que encauzar y asimilar sus contradicciones internas, clamorosas en asuntos como el liberalismo económico, la construcción europea y tantos otros, las ambiciones individuales y las querellas personales se han apoderado de la derecha francesa, que prosigue en una crisis sin atisbos de salida.
Después de haberse deshecho de Nicolás Sarkozy en el momento en que el antiguo secretario general hablaba de la "refundación del partido", el presidente Jacques Chirac ha apostado por un hombre de imagen discreta que profesa el denominado "gaullismo social".
Sus contrincantes responden, con mayor o menor proximidad, a las diferentes familias ideológicas en liza, desde el seguinista François Fillon, al sarkozyano Patrick Devedjan pasando por Michel Bulté, el amigo del discutido alcalde de París, Jean Tiberi.
Al concurso, se ha apuntado igualmente la antigua ministra de Deportes francesa y hoy alcaldesa de San Juan de Luz, la siempre elegante Michèle Alliot-Marie y Renaud Muselier, el diputado capaz de mezclar sin que estalle un poco del anterior primer ministro Alain Juppé, otro poco de Séguin y otro poco de Sarkozy. Hay más candidatos, pero son gente de base y no parecen contar.
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