Hasta la victoria
Fue una noche plagada de nostalgia. Si ya se inició con la inauguración por Jordi Pujol de una exposición sobre la historia de Convergència Democràtica, la cena de militantes del pasado jueves en Reus no estuvo exenta de recuerdos, de proclamas y de consignas. Desde "los catalanes somos los mejores", "los más progresistas", "los únicos capaces de la reconstrucción nacional", pasando por multitud de alusiones a "la patria catalana", hasta un personalista "contigo hasta la victoria, presidente", lanzado por un dirigente de CDC del Baix Camp, que, pese a que el estilo podría indicar todo lo contrario, ni se pronunció con el puño en alto, ni iba dirigido precisamente al Che, sino al líder nacionalista catalán. Pujol, que tampoco se arredró en su arenga, exhortó a los 400 militantes de la cena a reencontrarse con el espíritu que impregnaba la vida política en la transición. "Nos jugamos mucho en estas elecciones, hay que trabajar con mucha intensidad, como en los momentos más combativos, con aquel espíritu ilusionado, luchador, un poco ingenuo, pero que no dejaba nada en manos de la inercia". O sea, pasar el rastrillo entre el electorado para arrancar el voto uno a uno. Para no ser menos que sus interlocutores precedentes, el dirigente de CDC inició su discurso con expresiones tales como "estoy muy animado", "me sobra ilusión", "tengo muchas ganas de hacer cosas". Y aunque no citó su experiencia del Aneto a sus 69 años, Pujol confesó que afronta estas elecciones con la misma ilusión y pasión por Cataluña (así se titula su último compendio de discursos, promocionado insistentemente en TV-3) que cuando tenía 16 años. Pujol se definió como un vivo ejemplo de fortaleza e invitó a los asistentes a imitarle: "Me podía haber cansado, pero mantengo la misma ilusión, y todos en Convergència la tenéis que mantener". El presidente se siente ilusionado, seguro de sí mismo e imprescindible para Cataluña y para España. Él es el referente para los militantes de CDC, para los simpatizantes y los catalanes en general. Pujol explicó, después de recordar que el Gobierno del Partido Popular goza de prestigio en Europa, que en su reciente viaje a Italia los italianos le habían confiado que "la suerte de Aznar es que para garantizar la estabilidad en España depende, necesita, digámoslo de la manera menos ofensiva para el PP, de CiU", o sea, de Pujol. Y el mérito de la entrada de España "por la puerta delantera de Europa" no sólo es de los nacionalistas, sino del propio presidente que, según afirmó, "habló con Kohl y Tietmayer [ex presidente del Bundesbank] para darles su palabra de que se haría todo lo posible y más para lograr la convergencia con Europa". Tras atribuir a CiU la exclusividad de "pensar primero en Cataluña cuando para el resto de las fuerzas puede ser la segunda, tercera, cuarta o ninguna prioridad", Pujol reafirmó sus ganas de volver a presidir la Generalitat, "pero para construir, no por seguir con el poder".
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