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Un gas sólido enfriado como una taza de café

El condensado de Bose-Einstein puede obtenerse en teoría con cualquier átomo de la tabla periódica, excepto con el berilio. Einstein lo predijo a principios de siglo, pero entonces se consideró un artefacto matemático o incluso un error. Sólo en los años setenta empezaron los físicos a tratar de conseguir el condensado, y no lo lograron hasta hace unos años. ¿Cómo? Los átomos que se quieren enfriar -a sólo una milmillonésima de grado por encima del cero absoluto- salen de un horno a 350 grados centígrados, disparados en un haz a una velocidad de 800 metros por segundo. Se dirigen a una cámara de vacío que los aísla completamente del exterior, donde se les hace chocar contra un láser. La colisión los frena, y así ya se enfrían un poco. Sus longitudes de onda se van alargando. Tras confinarlos en el centro de la cámara de vacío con un intenso campo magnético -si tocan las paredes se calientan- comienza el enfriamiento por evaporación. El proceso es parecido a como se enfría una taza de café: las moléculas más energéticas se escapan de la taza llevándose parte de la energía del sistema, y aquí se trata de que los átomos más energéticos se evaporen llevándose el calor. Cuando se logra, los átomos restantes acaban teniendo la misma longitud de onda, formando una única onda. Y aparecen las propiedades raras: la materia sigue siendo un gas, pero se comporta como un sólido.

Más información
"Tenemos un control sin precedentes sobre el movimiento de los átomos"

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