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La quimioterapia oral se abre camino

La investigación oncológica trata de desarrollar citostáticos en forma de comprimidos

La quimioterapia es uno de los pilares fundamentales del tratamiento contra el cáncer. La forma más habitual de administrarla es la intravenosa, que obliga al paciente a acudir al hospital e incluso a veces a permanecer ingresado mientras dura el tratamiento. Esta forma de administración resulta a menudo un factor de estrés que se añade al que la enfermedad provoca en el paciente. Por eso, las líneas de investigación oncológica más activas dirigen ahora sus esfuerzos a desarrollar análogos orales de los agentes citostáticos o anticancerosos.

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Un problema de concentración y eficacia

Los oncólogos sostienen que todos los tumores susceptibles de ser tratados con quimioterapia, que son la mayoría, se curarían si se pudieran administrar grandes dosis de agentes citostáticos sin causar toxicidad. El problema estriba en que la quimioterapia no sólo destruye las células tumorales, sino también las sanas, y dosis muy altas pueden provocar efectos secundarios graves e incluso la muerte del paciente. De ahí la importancia de afinar en los tratamientos.La forma de administración no es un elemento baladí. Hasta ahora, la mayor parte de los tratamientos se administran por vía intravenosa, en la que se han obtenido los mayores índices de eficacia.

Pero esta forma de administración resulta muy estresante para los pacientes. Por esta razón, la investigación oncológica trata de desarrollar nuevos fármacos orales para el tratamiento del cáncer. El principal escollo es lograr los índices de eficacia que presentan los tratamientos intravenosos.

La quimioterapia oral, que se presenta en forma de comprimidos, constituye en estos momentos la pauta de tratamiento más novedosa, pero es aún una terapia incipiente. Para Manuel González Barón, jefe del servicio de Oncología del hospital La Paz de Madrid, en medicina hay que tener presente que no sólo se debe curar, sino también "paliar los dolores y molestias y preservar el bienestar del paciente, por lo que la forma de administración adquiere una relevancia primordial".

Ventajas evidentes

González Barón ha dirigido varios ensayos clínicos con quimioterapia oral y ha publicado los resultados en revistas científicas del prestigio de American Journal Clinical of Oncology (1990), Annals of Oncology (1992) y Anticancer Research (1993). Con la quimioterapia oral se evita el ingreso del paciente en el hospital y los problemas vasculares e infecciosos que muchas veces se derivan de la infusión intravenosa.

Además del evidente ahorro en el gasto sanitario, algo muy importante en tiempos de presupuesto limitado como los actuales, la quimioterapia oral ofrece otras ventajas, fundamentalmente de carácter psicológico. Genera en el paciente menos angustia que la intravenosa, le permite medicarse en su casa, en el entorno familiar, y libera al cáncer del aura de enfermedad diferente que muchas veces tiene.

González Barón precisa, sin embargo, que el tratamiento oral no está siempre indicado. Éste debe ser preferente sobre el intravenoso en dos situaciones muy concretas: como terapia que sigue a la cirugía y, en los casos de enfermedad avanzada, como tratamiento paliativo, en el que prima como objetivo terapéutico el control de los síntomas y el bienestar del paciente.

En palabras de Vicente Guillem, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y jefe de esta especialidad en el Instituto Valenciano de Oncología (IVO), todos los expertos están de acuerdo en que "a igualdad de beneficios, se debe elegir la forma de tratamiento menos agresiva y más cómoda para el enfermo".

"Pero la cuestión", aduce Guillem, "es que la formulación oral es mucho más limitada en cuanto a disponibilidad y a indicaciones, por lo que no es aplicable ni en todos los tipos de tumor ni en todas las situaciones, y en muchos casos pierde la efectividad que proporciona la quimioterapia intravenosa".

Eduardo Díaz Rubio, jefe del servicio de Oncología Médica del hospital Clínico San Carlos de Madrid, subraya que, partiendo del concepto de que el tratamiento anticanceroso siempre debe ser individualizado, la edad avanzada es una factor importante a menudo para elegir la formulación oral como tratamiento principal.

"En una persona bastante mayor", explica Díaz Rubio, "que no resida próxima a un hospital y en la que el tratamiento tenga un fin exclusivamente paliativo, no hay duda de que la terapia de elección es la vía oral. Pero hemos de tener en cuenta que, en cualquier caso, la quimioterapia oral también puede tener efectos secundarios y graves, por lo que el paciente, al no permanecer controlado en el hospital, ha de estar muy bien informado sobre la posible toxicidad y sobre cuándo y en qué circunstancias debe acudir al médico".

Los pacientes que siguen este tipo de tratamiento deben acudir al médico inmediatamente en cuanto observan alguna reacción anormal en las pautas establecidas

Diana terapéutica

En términos similares se pronuncia Hernán Cortés-Funes, jefe del servicio de Oncología Médica del hospital Doce de Octubre de Madrid, al advertir que el paciente puede percibir la medicación como una terapia menor. "Esta consideración puede favorecer el incumplimiento del tratamiento", sostiene este oncólogo, "lo cual supone una disminución importante o una pérdida total de la efectividad del fármaco. También puede producirse el exceso y la automedicación descontrolada, con el riesgo de toxicidad grave".

Otro de los inconvenientes, según Cortés-Funes, de la quimioterapia oral es que, al contrario de lo que sucede con la intravenosa, no se logra saber con precisión si el fármaco llega a la diana terapéutica y en qué cantidad, porque su biodisponibilidad en el organismo y sus niveles de concentración en sangre, así como su absorción por la vía intestinal, son muy diferentes a los de la administración intravenosa.

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