Schröder mantiene sus planes de Gobierno pese al nuevo desastre electoral

La serie de derrotas cosechadas por el SPD (Partido Socialdemócrata) y Los Verdes en las elecciones regionales en Alemania ha hecho callo en las dos formaciones que constituyen el Gobierno federal alemán. Pese a que los resultados en Sajonia son los peores de la historia del SPD en elecciones regionales y que Los Verdes ni siquiera entraron en el Parlamento, los representantes de ambos partidos daban ayer muestras de una mayor entereza e indicaban que los recursos internos, por lo menos psicológicos, se están movilizando frente a la derrota, que, a juzgar por las encuestas, no será la última.

Según los resultados definitivos de los comicios de Sajonia, la Unión Cristiano Democrática (CDU) obtuvo un 56,9% de los votos (1,2% menos que en 1994), el el partido de los ex comunistas de la RDA (PDS) obtuvo un 22,2 % (5,7% menos que en 1994) y el SPD, un 10,7% (14 escaños), el peor resultado de los socialdemócratas en unas elecciones regionales. Los Verdes se quedaron en un 2,6% y los liberales en un 1,1%, sin rebasar el listón del 5% necesario para estar representados en el parlamento regional. Pasadas las primeras emociones, los partidos del Gobierno controlaron ayer sus estados de ánimo mejor que en días anteriores y se abstuvieron de tomar decisiones precipitadas. A diferencia de la anterior jornada de desastre electoral (las elecciones de Turingia y las municipales de Renania del Norte-Westfalia, el 12 de septiembre), Schröder dio ayer la cara ante los periodistas en la sede del SPD en Berlín y no delegó la desagradable tarea en sus subordinados. El canciller dijo que las derrotas electorales no son motivo para corregir su programa de ahorros y repitió por enésima vez que no hay alternativa a esta política. El SPD pasará a la ofensiva para explicar mejor a las bases el contenido de su programa.El canciller pidió a los militantes de su partido que se muestren más activos ante la demagogia del PDS. El Congreso del SPD en diciembre en Berlín debe ser, según Schröder, el punto de inflexión para consolidar como programa la política del Gobierno.

Los Verdes, por su parte, impulsarán la reforma de sus estructuras, según decidieron en una reunión especial en la que intervino también el ministro de Exteriores, Joschka Fischer. "Por mi intervención no quedará", dijo Fischer, que se comprometió a involucrarse de forma más intensa en la vida interna del partido, que ha descuidado durante los últimos meses.

De momento, Günda Röstel, que es, junto con Antje Radcke, una de las dos portavoces de Los Verdes, se mantendrá en su puesto y no dimitirá, después de que el ministro de Exteriores se disculpara por la campaña lanzada contra ella para que dimitiera. Fischer es partidario de que Los Verdes renuncien a sus estructuras, basadas en la democracia asamblearia y la dirección bicéfala, para adquirir una estructura de partido más convencional.

El mensaje que Fischer y sus colegas trasmitieron ayer era claro: trabajar juntos para remontar la cuesta abajo que Los Verdes iniciaron antes de las elecciones legislativas en septiembre de 1998. Los próximos objetivos: las elecciones de Schleswig-Holstein y las de Renania del Norte-Westfalia, que se celebran el año próximo.