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El Papa reclama que acaben los nacionalismos extremos en los Balcanes

ENVIADA ESPECIALEl Papa pidió ayer a los ciudadanos de Eslovenia que contribuyan a construir la paz en Europa, en particular en la atormentada región de los Balcanes, escenario de recientes guerras. En Maribor, ante unas 150.000 personas, Juan Pablo II utilizó el ejemplo del obispo Anton Martin Slomsek (Slom, 1800-Maribor, 1862), uno de los forjadores de la identidad eslovena, elevado ayer a los altares, para alabar los valores del patriotismo sincero, contraponiéndolo al "nacionalismo extremo" que en los últimos años ha provocado en los Balcanes "luchas y violencia", extendiendo "la limpieza étnica" y la "guerra entre pueblos y culturas".

El Pontífice recordó también en el Angelus el horror de las fosas comunes recientemente descubiertas en esta ciudad, Maribor, en las que fueron enterrados centenares de croatas asesinados durante la II Guerra Mundial. Refiriéndose a "las víctimas inocentes de las guerras y de los regímenes totalitarios", Juan Pablo II hizo un llamamiento para que "no vuelvan a repetirse hechos tan dramáticos".

La salvaguarda contra tales desgracias estaría, según el Pontífice, en una "mayor promoción de la cultura", del que "un pueblo puede extraer los elementos necesarios para su propio crecimiento y su propio desarrollo", y en el no ceder a "los sentimientos de nacionalismo miope o de contraposición egoísta a las aspiraciones de los pueblos vecinos". Palabras dirigidas a todos los pueblos de los Balcanes y no sólo al nacionalismo serbio. "El nuevo beato", dijo Karol Wojtyla, "se propone como un modelo de auténtico patriotismo. Sus iniciativas marcaron de forma determinante el futuro de vuestro pueblo y contribuyeron decisivamente a que obtuviérais vuestra independencia". De ahí que el Papa ofrezca el ejemplo de este obispo a todos los ciudadanos de los Balcanes, una región "señalada, desgraciadamente, en estos años de luchas y violencia, por el nacionalismo extremo, por la práctica de la limpieza étnica y las guerras entre pueblos y culturas".

Apoyo vaticano

La Santa Sede fue uno de los primeros Estados soberanos en reconocer a la joven república eslovena, en 1992, apenas declarada la independencia. Tanto en el caso de Eslovenia como en el de Croacia, las dos repúblicas de mayoría católica, de la antigua Yugoslavia, el Vaticano ha dado muestras de apoyo a sendos procesos de consolidación nacional. El diario oficial de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, en un largo artículo publicado ayer sobre el nuevo beato, se refería a la antigua federación como "esa artificiosa construcción llamada Yugoslavia".

El Pontífice hizo votos también porque Eslovenia contribuya a forjar la unificación de Europa. "El proceso en el que el continente está empeñado", dijo Wojtyla, "no puede basarse sólo en intereses económicos, sino que debe inspirarse en los valores cristianos en los que hunde sus más profundas y auténticas raíces".

El Papa leyó con dificultad los tres discursos, más breves que de costumbre, preparados para esta segunda visita a Maribor, la segunda ciudad eslovena, con poco más de 130.000 habitantes.

Se trataba en realidad de un viaje relámpago, que duró apenas 10 horas, motivado sobre todo por el deseo del Pontífice de beatificar en su propia tierra al que fuera obispo de esta ciudad, Anton Slomsek, y por la necesidad de apoyar con su presencia la batalla de la Iglesia Católica en este país, donde no se imparten clases de religión en las escuelas estatales y donde el Gobierno no parece dispuesto a devolver los abundantes bienes eclesiásticos confiscados durante la etapa comunista.

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