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El Gobierno vaticina el "fracaso" del "intento rupturista" de la Asamblea de Electos Vascos

Luis R. Aizpeolea

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El Gobierno se adelantó ayer a vaticinar el "fracaso" de la Asamblea de Electos Vascos que hoy se reúne en Bilbao. La magna concentración de todos los alcaldes y concejales nacionalistas vascos, que se instituye hoy, a instancias de Euskal Herritarrok (EH), fue calificada ayer por el portavoz del Ejecutivo, Josep Piqué, como "un intento de quebrar las reglas de juego" y "sin cabida en el ordenamiento constitucional" español. En un balance del primer año de la tregua indefinida de ETA, el portavoz señaló que "un año después, cada día que pasa es más dífícil la vuelta a las armas".

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La situación del País Vasco volvió a ocupar un espacio de atención en el Consejo de Ministros de ayer, en coincidencia con el primer aniversario de la declaración de alto el fuego indefinido de ETA. El portavoz del Gobierno ofreció una visión prudente y optimista sobre el año de proceso de paz, ensombrecida por "la dinámica política del Pacto de Estella", cuya expresión más significativa y negativa, a juicio del Ejecutivo, es la Asamblea de Electos que precisamente se instituye hoy en la capital vizcaína. Dicha asamblea, con la que ETA y EH quieren abrir un proceso constituyente en el País Vasco y que niega las instituciones autonómicas, la contempla el Gobierno asociada a la parte negativa de la declaración de tregua. El portavoz del Ejecutivo señaló ayer que el alto el fuego ha llevado consigo "intentos de desbordar la legalidad", en referencia a la Asamblea de Electos Vascos.

La "falta de representatividad" de dicha asamblea es la primera constatación del Gobierno, que la contrasta con los resultados de las elecciones municipales del 13-J, en las que un 46,2% de los ciudadanos de la Comunidad Vasca y un 80,4% de Navarra votaron a opciones que no participarán en dicha asamblea. "Los vascos quieren la pluralidad y un marco de convivencia por encima de cualquier intento de imponer el proyecto de una parte de la sociedad vasca sobre su conjunto", dijo Piqué.

El Ejecutivo también destacó que las pretensiones de la asamblea son "un intento de romper las reglas de juego" que "no tienen cabida en el ordenamiento institucional". Ante la "falta de representatividad" de la asamblea y sus pretensiones "rupturistas", el Gobierno vaticinó ayer su "fracaso". El papel de EH se contempla cada vez de forma más negativa por el Gabinete. "Cada día es menos un partido normal", dijo ayer Piqué, en clara alusión a su radicalización, tras la salida de la cárcel de la anterior Mesa Nacional de HB.

La cara positiva del proceso es, en el balance gubernamental, los casi 15 meses sin atentados mortales de ETA que "hacen cada día más díficil la vuelta atrás". El portavoz recordó cómo el Ejecutivo ha vuelto a emplazar a ETA al diálogo y es, por tanto, a la banda a la que corresponde la respuesta, tras la suspensión unilateral de los contactos. Su pretensión, insistió ayer, es lograr que la tregua indefinida se convierta en definitiva.

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Piqué confirmó una próxima reunión entre el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el lehendakari, Juan José Ibarretxe, que situó a finales de mes.

No cedió a la tentación de justificar el agotamiento de la legislatura al destacar que su tramo final ha comenzado "muy bien". Citó la continuidad de la tregua de ETA, la aprobación de la Ley de Víctimas del Terrorismo y la resolución del conflicto de las pensiones. En este sentido, contrastó la "actitud responsable" de los sindicatos con la "irresponsabilidad" del PSOE.

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