Los ciudadanos de Rubí decidirán cómo gastar el presupuesto municipal
Los presupuestos públicos municipales se discuten en los despachos del ayuntamiento y quienes deciden cómo repartir los recursos son los políticos y los técnicos. Rubí quiere trasladar la discusión y el diagnóstico sobre las necesidades de la ciudad a otro espacio, la calle, y que sea la sociedad la que decida cómo gastar el dinero público. Es el llamado presupuesto participativo, un nuevo ensayo de democracia directa que en Rubí tiene como precedente los Consejos de Ciudadanos y de Niños.
La fórmula para aplicar esta idea la tiene que discutir todavía el consistorio con las asociaciones de vecinos y las entidades ciudadanas. Pero el objetivo del alcalde, Eduard Pallejà, de Iniciativa per Catalunya, es tener pactado el sistema antes de que se aprueben los presupuestos municipales el próximo diciembre, aunque el salto definitivo, por cuestiones de calendario, no podrá hacerse hasta el año que viene. "Los ciudadanos no podrán decidir el 100% del presupuesto hasta el 2001", señala Pallejà, quien asegura que lo que decida la sociedad civil será vinculante: "Si la metodología es pactada y consensuada, no ha de haber ningún obstáculo para que las decisiones de los ciudadanos sean vinculantes". El Ayuntamiento, además, opina que para hablar de presupuestos hay que hacerlo también de una de las fuentes de ingresos municipales: los impuestos, cuestión que también será discutida por los ciudadanos. Según Pallejà, delegar a la sociedad la decisión sobre las ordenanzas fiscales "hará necesario un importante trabajo de pedagogía, porque es necesario justificar y argumentar por qué se aumentan los impuestos". Los presupuestos participativos no nacen de la nada, los han precedido los Consejos de los Ciudadanos y de los Niños. En el primero participaron 75 personas mayores de 16 años escogidas al azar que decidieron el uso de un antiguo campo de fútbol. En el Consejo de los Niños fueron los más pequeños los que tuvieron voz y voto en el diseño de las áreas de juego de algunas plazas de la ciudad. Rubí lleva 200 millones de pesetas invertidos en obras de mejora urbana realizadas previa consulta a las asociaciones de vecinos. La delegación de decisiones en la sociedad civil es a veces, en opinión de Pallejà, "una experiencia dura y difícil. Porque estar ante 150.000 vecinos y no poder asumir sus demandas exige un gran ejercicio de pedagogía para que la gente entienda cuáles son las realidades". Los presupuestos participativos no son algo nuevo. Al otro lado del Atlántico, en la ciudad brasileña de Porto Alegre, llevan confeccionándose así desde hace 10 años. Esta ciudad del sur del Brasil que Rubí toma como referencia ha aplicado la siguiente fórmula: la ciudad se divide en 16 sectores y en cada sector hay cinco comisiones temáticas que discuten el orden de prioridades. Las reuniones son abiertas a todos los ciudadanos, pertenezcan o no a una asociación o grupo; las coordinan representantes municipales y en ellas se decide cómo van a repartirse los recursos municipales. La ONU puso a Porto Alegre como ejemplo de organización municipal en la Cumbre Mundial de Ciudades que se celebró en Estocolmo.
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