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FERIA DE GUADALAJARA

Vuelve el toro que se bebe el coñá

La feria de Guadalajara iba de cine, con toros íntegros; incluso salió el toro del coñá, ése que se parece al que anuncia un coñá en la carretera. Pero ha vuelto a salir el que se lo bebe.No se afirma que los toros de Millares le daban al frasco; sólo que lo parecía.

El cuajo que sacaron, la seriedad de la cara, la arbolada cornamenta, el engallado otear, no guardaban relación alguna con el volatineo que se traían. O iban cocidos o no se explica.

Les daban un capotazo, y al suelo; un pingüí, y al suelo también. O peor, porque, a veces, aguantaban de pie, fijos en la pañosa sugerente, y la debían ver doble pues acudían a tomarla inciertos, azarosos y trastabillantes. Y luego se paraban, desnortados y azarosos.

Millares / Jiménez, Mora; Hermoso

Toros de Pablo Ángel Millares (dos despuntados para rejoneo), los cuatro de lidia ordinaria, con trapío, cuajo y cornalones, inválidos; 5º, sobrero, más inválido que el devuelto. Los de rejoneo, uno chico y otro terciado, dieron juego y no se cayeron. Pepín Jiménez: pinchazo, otro hondo tendido y rueda de peones (silencio); pinchazo y media (silencio). Juan Mora: cinco pinchazos y se tumba el toro (silencio); estocada corta caída (palmas). El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza: pinchazo y rejón bajo (palmas); rejón muy trasero (oreja). Plaza de Guadalajara, 15 de septiembre. 4ª corrida de feria. Dos tercios de entrada.

Eso ocurrió con los toros de lidia ordinaria y un sobrero, sustituto del quinto devuelto al corral, que aún estaba más sopa. Los de rejoneo, en cambio, no se caían. A lo mejor eran abstemios.

Suele ocurrir. La afición lleva años preguntándose por qué los toros de lidia ordinaria se caen siempre y los de rejoneo no se caen nunca. Los taurinos tienen la respuesta: "Porque los de rejoneo no se emplean".

Creen los taurinos que han descubierto la pólvora con ese argumento y, sin embargo, el propio sentido lo desbarata: los toros de rejoneo se la pasan galopando sin parar, les meten una tunda de hierros que los dejan convertidos en acericos, y no se caen; mientras los toros de lidia ordinaria apenas saltan al redondel y pegan dos carreras ya están rodando por la arena.

Los toros de Millares destinados al rejoneo no debían ser del mismo encaste que los dedicados a lidia ordinaria pues, sobre no caerse, lucían muy distintos en lo físico y en lo político. En realidad dieron juego y Pablo Hermoso de Mendoza lo aprovechó con la facilidad y la sobriedad propia de los caballistas buenos; pero sin emoción ni brillantez. Únicamente los cruces, las pasadas y las templanzas jinete de Cagancho -tampoco muchas- ofrecieron variedad a una tarea que resultó bastante aburrida.

Cierto que si se compara con lo acaecido en la lidia ordinaria, el rejoneo resultó ser la alegría de la huerta. Porque la lidia ordinaria -la ordinariez de lidia, para decirlo con propiedad- consistió en perpetrar puyazos a unos toros que no tenían dos tortas, fingir faenas de muleta imposibles alegando pinturerías diversas.

Pepín Jiménez, en sus porfías a los obtusos inválidos, logró sacar algunos derechazos y naturales rápidos. Juan Mora también a su primer toro. El otro, sexto de la tarde, se iba al suelo con sólo mirarlo y Juan Mora, que quizá no le miraba por si acaso, le anduvo alrededor componiendo las castizas posturas que muestran los daguerrotipos de las añejas tauromaquias. Con lo cual, al contemplar aquella surrealista situación, era el público el que creía que la había cogido de zapatero. Y a algunos les entró la llorera.

Curro Vázquez puntualiza

Antonio Vázquez, hermano y representante de Curro Vázquez, puntualiza que el diestro no se cayó del cartel de la corrida del pasado domingo en Guadalajara porque cambiaron los toros como se dijo en la correspondiente crónica (ver EL PAÍS del pasado día 13), sino porque los toros cambiados no entraron en sorteo. Y lo explicó así: "Conforme con que se le asignaran a Curro Romero los de Juan Pedro, pues eso había pactado con la empresa, y a Antoñete uno de Las Ramblas, por lo mismo. Pero los restantes debieron sortearse entre Antoñete y mi hermano; y no imponerle a este los de Sayalero. Ése fue el motivo de que Curro Vázquez decidiera no torear, pues ofendía su dignidad".

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