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Un nuevo seísmo sacude la región turca que sufrió el terremoto de agosto

Un terremoto de magnitud 5,8 en la escala abierta de Richter sacudió ayer el noreste de Turquía, causando la muerte de al menos siete personas y heridas a más de 400. Se trata de la misma región que sufrió el fortísimo seísmo del 17 de agosto, que costó más de 15.000 vidas. El epicentro fue localizado en la provincia de Kocaeli. Las escenas de pánico se repitieron cuatro semanas después: miles de ciudadanos de Izmit se lanzaron a las calles, temerosos de que sus viviendas se vinieran abajo, como sucedió el mes pasado.

La agencia oficial turca Anatolia informó ayer de que seis de los siete fallecidos fueron sepultados por cascotes caídos de las casas: tres de ellos perecieron atrapados en el interior de un vehículo en la localidad de Golcuk y otros tres en Izmit, la capital de la provincia de Kocaeli. La séptima, que murió de infarto de miocardio, residía en Adapazari, ciudad que también sufrió las consecuencias del terremoto del 17 de agosto.El primer ministro turco, Bulent Ecevit, informó de que el número de heridos, en un primer recuento, se eleva a más de 400. "Estos temblores [considerados réplicas del primero] pueden repetirse", advirtió, "pero yo espero que no sean tan fuertes como el de hoy. Tendremos que aprender a vivir con ellos", añadió.

Los equipos de rescate creen que 20 personas se hallan sepultadas debajo de las ruinas de una casa en Golcuk, y otros tres hombres, que trabajaban en la techumbre de una vivienda parcialmente destruida hace tres semanas, desaparecieron tras el seísmo.

El nuevo temblor, cuya magnitud fue de 5,8 en la escala abierta de Richter, provocó el desprendimiento de numerosas cornisas y otras partes de los inmuebles debilitados por el anterior terremoto. Las calles de Golcuk e Izmit se llenaron de cascotes y cristales rotos. Las escenas de pánico entre la población se repitieron: miles de personas se arrojaron a las calles, muchos de ellos se niegan a retornar a sus casas.

El ministro turco de Educación, Emin Bostancioglu, de visita en el área afectada cuando se produjo la nueva sacudida, explicó su experiencia: "Estaba en un encuentro con los maestros, discutiendo las medidas a adoptar en el caso de que se produjera un nuevo terremoto cuando éste sucedió". Y añadió: "Cuando sentimos el temblor, todos corrimos al exterior", admitió.

Las comunicaciones telefónicas con la región de Kocaeli están muy dañadas, por lo que las noticias sobre la posible existencia de más víctimas tardan en llegar. Ecevit ordenó a su titular de Educación realizar un recorrido en helicóptero con el objetivo de evaluar los daños. El Gobierno ha decidido cerrar todos los colegios hasta nuevo aviso.

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Las primeras imágenes de televisión tomadas en Golcuk muestran a sus habitantes corriendo despavoridos. Las calles y los parques se llenaron de inmediato de personas aterrorizadas que hacían acopio de mantas y alimentos para pasar la noche.

El recuerdo del gran terremoto del 17 de agosto está muy fresco aún en la memoria de todos. Muchos de los edificios de Golcuk o de Ismit son inhabitables. Miles de familias perdieron sus hogares y ahora malviven a la intemperie en tiendas de campaña. "Con cada temblor, aquellos edificios dañados pueden caer sobre las tiendas", dice Sadun Koc. "Nosotros no tenemos una, pero esperamos conseguirla pronto".

Los sismólogos turcos sostienen que se han sucedido hasta 11 terremotos-réplicas de diversas magnitudes en el noroeste de Turquía. Este último, se sintió también en la zona de Estambul, donde provocó asimismo numerosas escenas de nerviosismo en la ciudad. "Nos encontrábamos en un cuarto piso cuando sucedió; sufrimos realmente un gran susto. Todo el mundo se lanzó a las calles. Estábamos muy asustados", dijo Zeynep Peker, un administrativo de Estambul.

El Gobierno evaluó las pérdidas del terremoto del 17 de agosto entre 9.000 y 13.000 millones de dólares (cerca de dos billones de pesetas).

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