Habibie acepta el despliegue de una fuerza de paz de Naciones Unidas en Timor Oriental
El presidente indonesio, Yusuf Habibie, anunció ayer que el Gobierno de Yakarta acepta el inmediato despliegue en Timor Oriental de una fuerza internacional, bajo el mando de Naciones Unidas, "con el fin de restablecer la paz en el territorio, proteger a la población y garantizar los resultados del referéndum" que abrió el camino de la independencia. Habibie defendió la actuación del Ejército indonesio, a pesar de las "dificultades de una compleja situación", y precisó que el ministro de Exteriores, Alí Alatas, llegará hoy a Nueva York para preparar "los detalles de la operación" en la ONU.
El anuncio fue acogido con "satisfacción y mucha cautela" en los medios independentistas por temor a una explosión incontrolada de la violencia antes de la llegada de la fuerza de paz. El mensaje presidencial había despertado gran expectación: más de 200 periodistas y cerca de 40 cámaras de televisión esperaban el discurso, que fue transmitido en directo a toda la nación. Primero se expresó en bahasa, la lengua oficial indonesia, y después en inglés. Habibie anunció que acababa de trasmitir al secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, la aceptación de una "fuerza multinacional de paz, compuesta por países amigos [en una previsible exclusión de Portugal], para restablecer la paz en el territorio, proteger a la población y garantizar los resultados del referéndum", despejando así las dudas sobre el futuro de Timor Oriental.
En un tono enérgico y rodeado de gran parte de su Gabinete, con el ministro de Defensa y jefe de las Fuerzas Armadas, el general Wiranto, vestido de civil, Habibie explicó: "Demasiada gente ha muerto, ha perdido sus viviendas y su seguridad. No podemos esperar más tiempo y tenemos que poner fin a ese sufrimiento de inmediato".
El presidente defendió la actuación del Ejército, responsable y cómplice de las matanzas cometidas en el territorio, con los siguientes argumentos: "Las Fuerzas Armadas intentaron estabilizar la situación en Timor Oriental desde la imposición de la ley marcial decretada el día 7 de septiembre. Han tenido que admitir los límites contra lo que podían alcanzar. Lo hicieron lo mejor posible en una situación muy compleja, como la que caracteriza a Timor Oriental, y con obstáculos psicológicos muy difíciles".
No hubo negligencia
Venía así a respaldar la opinión de su ministro de Defensa y hombre fuerte, que aseguró que el Ejército había mantenido, desde la ocupación y posterior anexión de la excolonia portuguesa en 1975, una "relación emocional muy fuerte con los timorenses" (se refería a los antiseparatistas y las salvajes milicias proindonesias), que les ha impedido frenar la oleada de violencia de los grupos paramilitares ("disparar contra esas personas", dijo). Habibie añadió que las Fuerzas Armadas no han pecado de "negligencia en sus responsabilidades sobre el mantenimiento de la paz y seguridad en el territorio, al igual que en otras partes de la República indonesia", en una sibilina advertencia sobre las consecuencias que podrían acarrear los ímpetus separatistas de otras regiones del archipiélago más grande y poblado del mundo.
"Desde que soy presidente de Indonesia", explicó, "he trabajado con determinación para reforzar la democracia en este país, defender el Estado de derecho, estabilizar la economía y garantizar la protección de los derechos humanos. Mi posición sobre Timor Oriental es y continúa siendo la defensa de estos valores. Se que la mayoría de nuestros socios en todo el mundo y la gran mayoría del pueblo indonesio apoya mis posiciones".
El presidente Habibie explicó que los informes del general Wiranto, nada más regresar de Dili el sábado, tras la visita de una delegación de las ONU, "fueron suficientes para convocar de inmediato y discutir el asunto [ayer] con el Consejo de Ministros".
El presidente informó de que hoy comunicará la decisión a los grupos de la Asamblea Consultiva Popular (el Parlamento cesante; el nuevo se constituirá el mes de octubre, tras las elecciones de junio), y precisó que el ministro de Exteriores, Alí Alatas, se trasladará a Nueva York "para preparar los detalles de la operación" con los responsables de Naciones Unidas.
Poco después del mensaje presidencial, el responsable de la resistencia timorense, Xanana Gusmão, refugiado en la Embajada británica en Yakarta, se manifestó "sorprendido" por una decisión tan deseada, que acogió con "satisfacción, pero con mucha cautela". El líder independentista timorense aprovechó la ocasión para lanzar una alerta general: "No hay tiempo que perder, es urgente que la comunidad internacional ponga en marcha de forma inmediata una operación de ayuda humanitaria para salvar a la población, que se encuentra en una situación desesperada. La Falintil [la guerrilla indenpentista] ayudará todo lo pueda en esas operaciones para salvar vidas".
Un Xanana al borde de las lágrimas se dirigó a su pueblo y tras manifestarle que admiraba su "resistencia, determinación e infinito coraje" le pidió: "Mantened vuestra ilimitada fe en el futuro de nuestra recién nacida nación".
Las ONG calculan que más de 200.000 timorenses han sido deportados a campos en la parte occidental de Timor y más de 100.000 han huido a las montañas. Centenares de personas se encuentran al borde de la "deshidratación".
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