Un novillero que va a por todas
Javier Castaño anda a codazos y se le nota horrores que tiene unas ganas enormes de hacerse rico. Esto ya casi no se ve por el mundo. Lo de las ganas de hacerse rico, ¡a ver quién no!, pero lo de poner los medios para ello, sin pararse en barras y abriéndose paso a codazos allí donde hace el paseíllo, ya es menos común. Castaño parece estar convencido de que el torero sólo se justifica si va a por todas, y pone en práctica tan loable actitud a diario. Su sueño es darles un baño a sus alternantes, sean quienes sean. Se queda quieto, se los pasa cerca, ¡milagro!, traga todo lo tragable y, si no, pide agua para que pase; si hay voltereta, qué se le va a hacer. A veces fallará el temple, en ocasiones atosigará a los novillos metiéndose entre los cuernos, pero lo que es entrega no podrá discutírsele. Su forma de hacer, todavía en los primeros peldaños de esa larga carrera que espera a los toreros, podrá o no gustar a los paladares exquisitos, pero a ver quién es el majo que se atreve a decir que no se justifica.
Santos / Barrero, Lerma, Castaño
Novillos de Herederos de Manuel Santos Alcalde, bien presentados y manejables; 5º premiado con vuelta al ruedo.José Luis Barrero: estocada corta (aplausos y saludos); pinchazo hondo que escupe, estocada y descabello (oreja). Antonio Lerma: tres pinchazos, estocada caída -aviso- y descabello (silencio); estocada (dos orejas). Javier Castaño: pinchazo recibiendo y estocada (oreja); estocada (dos orejas). Los tres espadas y la divisa, nuevos en esta plaza. Lerma y Castaño salieron a hombros por la puerta del toro. Plaza La Glorieta, 12 de septiembre. Primera corrida de feria. Media entrada.
Eso de "estar en novillero" parece ser su lema, y allí va, ambicioso de gloria al precio que sea. Su segundo le lastimó una pierna con la pezuña, pero, quebrantado y todo, volvió a quedarse quieto, a ceñirse en las embestidas y a destrozarse la taleguilla en rodillazos, circulares de esa guisa y hasta el litrazo, para asustar al personal y redondear la tarde. Dominado por ese ansia que digo, le pegó un cabezazo en los cuartos traseros a su primero. Ojo a Castaño, me permito apuntar.
Lo demás no pasó de discreto. Barrero banderilleó a sus dos novillos reuniendo bien los palos por lo general, aunque no siempre cuadrando en la cara. Corrigió demasiado sus posiciones al final de cada pase en el primero, padeció algunos enganchones y su voluntad y algún muletazo lucido quedaron diluidos en un conjunto inexpresivo. En el cuarto comenzó muleteando por bajo, echándole sabor al asunto, pero ya erguido abusó del pico y de rematar los pases p'allá. Entre eso y que comenzó a chispear, se originó un cierto descontrol que no fue óbice para que el paisanaje le otorgara una oreja.
Donde el paisanaje y el usía se salieron de madre fue con las dos que cortó Lerma. Le dieron una, pero Roda, uno de sus peones, decía "dos, dos", la gente siguió agitando pañuelos y gritando, y el presidente volvió a sacar el pañuelo. Lerma tiene el inconveniente de su estatura. Siendo tan alto, hay que torear casi perfecto, porque, de no hacerlo, todo se nota a la legua. No logró despegarse a su primero, ni en su segundo redondeó un trasteo merecedor de tan generoso premio.
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