La penúltima puntada de Singer
La compañía alemana fabricante de máquinas de coser presenta suspensión de pagos tras 146 años de historia.
A punto de cumplir los 150 años de historia, la compañía fabricante de las populares máquinas de coser Singer presentó ayer suspensión de pagos, una medida de emergencia para intentar evitar el cierre. Relegada por la evolución de los tiempos y el avance tecnológico, Singer, que llegó a ser un mueble más en hogares de todo el mundo, no ha podido resistir las líneas de la modernidad. Los cambios que se han producido en la sociedad, con la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa, han convertido ese mueble en un objeto de adorno. Cuando no ha ido al desván a acompañar al resto de los trastos viejos, ha pasado a servir de mesa de cafetería.
Lejos quedan los sueños de grandeza de la Singer Manufacturing Company, fundada en 1863 a partir del pequeño negocio de Isaac Merrit Singer. Singer diseñó y patentó su primera máquina en 1951. Su original diseño incorporaba un brazo que se sostenía en una tabla horizontal con una aguja que punteaba de forma mecánica.
Tres años más tarde fundó su empresa y en 1963 ya era el primer fabricante de máquinas de coser del mundo. El modesto negocio del creador alemán creció rápidamente gracias a una técnica premonitoria: Singer fue pionero en el uso de la concesión de facilidades de pago, práctica hoy en día habitual entre los compradores de todo el mundo.
Cuando consiguió poner una máquina en cada casa, la compañía diversificó su negocio hacia otros mercados. Herramientas, productos para el cuidado de los suelos, muebles y electrodomésticos. En los años setenta y ochenta se atrevió con la electrónica aeroespacial y otros productos de alta tecnología y ha vendido en todo el mundo la buena reputación de sus productos y una consolidada red de distribución.
En manos chinas
En 1997, Singer fue adquirida por la también fabricante de máquinas de coser Pfaff, en manos del empresario chino James Ting desde 1993. Pfaff no tenía nada que envidiar a la solera de Singer. Fue fundada en 1862 por el industrial Georg Michael Pfaff, quien quien diseñó una máquina para coser zapatos de piel. A principios de siglo, tenía fábricas en todo el mundo. En la actualidad, está presente en 160 países. A principios de la década de los noventa, entró en crisis económica. Cuando la compró Ting eran más que patentes los problemas de la compañía. En diciembre de 1997 inició un programa de reestructuración que tenía como obtetivo reducir los costes en 16.000 millones de pesetas anuales (96 millones de euros).
El programa incluía la reducción de la productividad en un 30% y la supresión de 6.000 puestos de trabajo en tres años, el 28% del total, y una rebaja de categoría a otros 1.000 trabajadores. La compañía cuenta en la actualidad con 2.604 trabajadores. La reestructuración afectó a todas las plantas de producción de Sfaff y Singer desde Brasil a Japón, pasando por México, Alemania, España, Turquía y Taiwan.
Pfaff introdujo nuevas técnicas de dirección y mercadotecnia y aportó eficacia técnica a la compañía. Sin embargo, el bote salvavidas que veía Singer en su homólogo Pfaff no fue tal. En los últimos meses, y ya herida de muerte, la compañía cerró varias plantas en Taiwan, Rusia y concentró la producción en sus fábricas de Japón y China.
El año 1998 otorgó a la compañía un hilo de esperanza, pero sólo fue un espejismo.Con la suspensión de pagos, Singer se suma, forzosa e ineludiblemente, a la estela marcada por su empresa matriz. Pfaff, que es propietaria del 99,9% de Singer, presentó suspensión de pagos el pasado lunes. Y es que el batacazo no ha sido pequeño. En los seis primeros meses del año ha perdido 2.246 millones de pesetas (13,5 millones de euros), frente a los 815 millones de pesetas (4,9 millones de euros) que ganó en el mismo periodo de 1998. La compañía ha acumulado unas deudas con la banca de más de 11.813 millones de pesetas (71 millones de euros).
La red de distribución de la compañía se extiende por 150 países, incluidos aquellos que denominamos países en vías de desarrollo. En la actualidad, posee 1.500 plantas de producción en todo el mundo y 58.200 puntos de venta.
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