Zaplana "olvida" visitar en Nicaragua el proyecto de cooperación más ambicioso de la Generalitat
El Hospital Materno Infantil de Diriamba, en Nicaragua, es el proyecto de cooperación internacional más ambicioso desarrollado por la Generalitat. Sobre un presupuesto de 3.000 millones de pesetas anuales para cooperación el proyecto ejecutado por la Fundación Ramon Llull ha consumido más de 400. La donación al gobierno de Nicaragua está prevista para el mes de noviembre. Las obras se han desarrollado en apenas un año. Sin embargo, el presidente de la Generalitat, en su viaje a Nicaragua, donde interino en un acto de la Internacional Liberal, olvidó celebrar el éxito de su inversión. Las aguas fecales discurren por las calles de la pequeña localidad de Diriamba, a unos 40 kilómetros de Managua. Los cerdos conviven con los niños en las chabolas de madera con techo de lata que proliferan junto al campo de fútbol del antiguo colegio de los padres salesianos. Hace dos años, el gobierno de Nicaragua cedió a la Generalitat el solar que acogía las ruinas de la escuela religiosa para establecer en el lugar un hospital destinado a los maestros, un segmento de la población mal pagado pero con poderosa influencia social en el deprimido país centroamericano. Arnaldo Alemán, presidente de la República, y el propio Zaplana firmaron el convenio de cooperación para la construcción del hospital en enero de 1997. La agencia española de cooperación internacional ofreció colaborar con una aportación de unos 80 millones de pesetas pero posteriormente decidió retirarse del proyecto y provocó una remodelación a la baja del diseño original de la clínica. Un año y medio después el polvoriento solar sobre el que se arruinaba la escuela de los padres salesianos acoge un edificio de estilo neocolonial construido con las mejores calidades que en poco más de dos meses se convertirá en el mejor hospital materno-infantil de Nicaragua. El centro podrá acoger hasta 30 camas, dispone de un quirófano y dos paritorios y permitirá atender a una población de unas 40.000 personas. La obra constituye un modelo de cooperación y ha supuesto un auténtico desgaste para sus ejecutores, que no han contado con ninguna colaboración de parte de las autoridades nicaragüenses sino más bien todo lo contrario. PASA A LA PÁGINA 3
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