La parte más débil

Aunque en situaciones de violencia todos son perdedores, mujeres y niños se llevan la peor parte. Actualmente, el porcentaje de víctimas civiles en guerras se aproxima al 90%, y la mitad son niños. Más del 80% de los refugiados que hay en el mundo son mujeres y niños. Los niños son las principales víctimas de las minas terrestres. Sólo en Afganistán, 100.000 niños han sido víctimas de estos artefactos, y en Somalia, el 76% de los afectados son niños. Incluso se han diseñado algunas pensando expresamente en ellos, como las mortíferas minas-mariposa, que atraen su atención y explotan cuando intentan jugar con ellas.

En 1991 se calculaba que al menos 200.000 menores de 15 años estaban enrolados en ejércitos. Ha sido probado el reclutamiento forzoso de niños en más de 20 países. Durante la guerra de Irán-Irak, escuelas enteras eran enviadas a rastrear campos para comprobar si estaban minados.

Los bloqueos y sanciones comerciales deberían replantearse, puesto que la falta de alimentos y medicinas recae sobre todo en los niños y niñas, como se ve en el caso de Irak.

Ante estos hechos, sólo cabe que aumentemos nuestra sensibilidad para presionar a los Gobiernos y organismos internacionales a que tomen las medidas oportunas para erradicar estas lacras que aún padecemos a finales del siglo XX.