Amenazas cumplidas
Decenas de miles de timorenses que el lunes votaron masiva y pacíficamente en el referéndum organizado por Naciones Unidas buscan como pueden el medio para huir de la violencia de las milicias adiestradas por el Ejército indonesio, a las que nadie detiene y cuya impunidad es aún mejor aliado que sus fusiles.Ayer, abandonaron la isla altos cargos de la administración local y sus familias, junto a los periodistas indonesios, que fueron advertidos de que ésta podía ser una de sus últimas oportunidades de salir de Timor Oriental. En el abarrotado puerto de Dili, una multitud de familias de indonesios originarios de otras islas permanece acampada con todos sus enseres, a la espera de encontrar un barco para escapar a la temida explosión de violencia incontrolada. Tras el caos y los disturbios del miércoles, en la antigua colonia portuguesa casi todos temen un baño de sangre, algo que han anunciado insistentemente los paramilitares, quienes con su desafiante impunidad siempre se han permitido vociferar cuál será su próxima fechoría. Y han cumplido su palabra con puntualidad castrense.
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