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Un sobrino del presidente sirio, en libertad bajo fianza tras una reyerta en Marbella

El sobrino del presidente sirio Hafez El Asad, Sirwan El Asad, de 24 años, quedó ayer en libertad bajo fianza de 500.000 pesetas después de protagonizar una reyerta con la policía en Marbella la noche del miércoles. El Asad y otras cinco personas de nacionalidad siria fueron detenidas y acusadas de atentado contra la autoridad y tenencia ilícita de armas tras negarse a presentar su documentación. Su abogado aseguró que fueron los agentes quienes la emprendieron a golpes contra su defendido tras comprobar su nacionalidad.Lo único en lo que coinciden las dos versiones es en que la espectacular huida acabó con la detención del joven en pleno centro de la ciudad y en que, tras ser atendido en el hospital Costa del Sol por una herida en la cabeza, El Asad pasó la noche en comisaría.

Según la policía, una patrulla se acercó a El Asad y a dos personas más para pedirles la documentación en un lugar cercano a Puerto Banús. Uno de ellos la llevaba consigo y se prestó a ir a por la de sus dos compañeros a su casa. En lugar de volver con los pasaportes, volvió acompañado de 30 amigos más que rodearon a los dos agentes y la emprendieron a golpes contra ellos. Los agentes pidieron ayuda a la Policía Local y a los guardas privados del puerto, tras lo que seis personas, entre las que se encontraba El Asad, lograron escapar. Pero la huida no duró mucho. Minutos más tarde eran detenidos tras una espectacular persecución por la N-340 y les eran interceptadas una pistola real, varias de juguete y dos aparatos para causar descargas eléctricas.

El abogado de la familia El Asad, Javier Saavedra, que acudió ayer al juzgado donde los detenidos prestaron declaración, mantiene una versión bien diferente: "La Policía Nacional le pidió la documentación en el supermercado de su familia, donde entró a comprar. En el momento en que la vieron, le pusieron de espaldas contra la pared, le dieron con una pistola en la cabeza y según se caía le pegaron con la porra".

"En ese momento", prosiguió, "un grupo de amigos acudió en su auxilio y envolvió en una manta a El Asad, que había perdido el conocimiento a causa de los golpes. Lo montaron en el coche con el único propósito de llevarlo al hospital, donde le dieron cuatro puntos en la cabeza". El letrado dejó entrever una motivación racista por parte de los agentes: "No creo que sea motivo para ese tipo de actuación el que alguien sea sirio o extranjero". Saavedra, que evitó la palabra huida en su relato, anunció que su cliente denunciará a los agentes por agresión y recurrirá el auto de libertad bajo fianza.

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