Españoles en la isla
Tres funcionarias de Naciones Unidas, cinco policías y tres voluntarios españoles participan en las actividades desplegadas por el organismo internacional para la consulta sobre el futuro de la ex colonia portuguesa. Todos ellos trabajan los siete días de la semana y en condiciones bastante difíciles, pero "la experiencia está siendo muy interesante y esperamos que muy útil para el pueblo timorense", explica Melanie Redondo, funcionaria de la ONU en Nueva York y asignada desde el pasado 12 de junio al gabinete de Ian Martin, jefe de la Misión de las Naciones Unidas (UNAMET) en Dili.Tras cinco años en Nueva York, la española reconoce que su primera misión en el exterior está siendo "un poco difícil, por las condiciones que todos tenemos que sobrellevar, pero muy interesante y productiva. Ahora hemos mejorado mucho, porque durante las primeras semanas no teníamos agua ni baños". A tres días de su regreso a Estados Unidos, Melanie Redondo ya siente un poco de nostalgia: "Me da mucha pena tener que irme ahora, después de casi dos meses, y cuando todo está a punto de dar buenos resultados, pero al menos tengo la satisfacción de haber contribuido en este trabajo todo lo que he podido. Es agotador, pero muy satisfactorio".
1.500 observadores
Naciones Unidas cuenta con más de 400 miembros trabajando en Timor, entre ellos 270 policías y 50 oficiales militares de diversas nacionalidades. Precisamente, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el pasado jueves en Nueva York el aumento de esas fuerzas para después de la votación. El contingente internacional estará compuesto por 460 policías y 300 oficiales.Asmismo, cerca de 1.500 observadores nacionales e internacionales, entre ellos varios españoles, se encuentran estos días en Timor para supervisar el referéndum sobre el futuro del territorio. Ayer llegó a la isla una delegación de la Unión Europea y otra de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP). Los hoteles de la capital se encuentran desde hace semanas completamente saturados, por lo que muchos de estos diputados, observadores y periodistas están alojándose en casas particulares, conventos e incluso en dormitorios comunes provisionales, como el instalado en el salón de fiestas del hotel Dili, que cuenta con cerca de 50 camastros militares. Más de 500 periodistas de todo el mundo se encuentran acreditados en la sede de Naciones Unidas en Dili.
Por otro lado, los alimentos comienzan a escasear y numerosos comercios y algunos restaurantes han cerrado sus puertas al público. Las autoridades han asegurado que los suministros serán restablecidos con la mayor rapidez posible, pero han recomendado a los posibles visitantes que se lleven provisiones para una semana antes de viajar a la isla.
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