Bilbao proyecta controlar con cámaras los daños vandálicos en el puente Calatrava
El Ayuntamiento de Bilbao pretende instalar cámaras de vigilancia en el puente Calatrava, uno de los símbolos de la regeneración de la ciudad junto al Guggenheim y el Palacio Euskalduna, que en poco más de un mes ha sufrido dos actos vandálicos. El consistorio persigue así disuadir a los agresores y facilitar su detención, ya que las cámaras estarían conectadas a la comisaría de la Policía Municipal. Los destrozos en el puente se centran en sus losetas de vidrio: casi 130 de las 560 placas de su superficie han sido dañadas desde julio.
El último acto vandálico, ocurrido durante la Aste Nagusia y que supuso la rotura de 90 losetas, ha llevado al Ayuntamiento a adoptar medidas preventivas. En las próximas semanas, los responsables municipales se pondrán en contacto con empresas del sector de las cámaras de vigilancia para conocer los costes de su instalación, según anunció ayer el concejal de Obras y Servicios Ibon Areso (PNV-EA). Areso descartó la sustitución de la superficie de vidrio del puente, más sensible al vandalismo que otros materiales, debido a su singularidad. "Si lo hiciéramos se desvirtuaría la pasarela, porque las baldosas simbolizan el diseño del puente y la iluminación está por debajo, con lo que cambiaría toda la estética. El puente es un activo y un atractivo de Bilbao y pensamos que se debe mantener como está", señaló. El reemplazo de las baldosas rotas tardará cerca de 40 días, dadas sus características singulares. "Al ser curvas y con distintos tamaños, se tienen que fabricar y por eso se requiere tanto tiempo", agregó el edil bilbaíno. Lostrabajos de reposición de las 37 losetas destrozadas en julio se prolongaron hasta mediados de agosto. La nueva agresión eleva ya a 3,6 millones de pesetas el gasto del Ayuntamiento en la sustitución de losetas -cada una cuesta 40.000 pesetas-, ya que también se han visto afectadas por las altas temperaturas o fallos constructivos. El puente de Calatrava, ubicado entre el Museo Guggenheim y el edificio del Ayuntamiento, ha sufrido varios inconvenientes desde que se inauguró en mayo de 1997. La superficie de vidrio provoca problemas de deslizamiento en invierno y el pasado año llevó a cerrar el puente durante dos días para evitar las caídas.
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