Cita con las tinieblas
Dicen que los primeros correfocs que se celebraron en Cataluña están fechados a finales del siglo XII. Es mucha tradición para una fiesta que, sin embargo, ha sabido evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos. La actual capital del culto al fuego y a las tinieblas es, sin duda, Cervera (Segarra). Su Aquelarre, fiesta demoniaca que se prolonga durante 72 horas -desde hoy hasta el domingo-, llega este año a la 22ª edición. Su origen está en la recuperación de la calle de les Bruixes, un callejón del siglo XIII que formaba parte del primer recinto amurallado de la ciudad, por parte de la Asamblea de Jóvenes de la ciudad. En esa calle estrecha y tortuosa empezó a celebrarse una fiesta sin connotaciones religiosas. Una fiesta-fiesta, lo más alocada posible. Con el tiempo, se expandió por todo el centro histórico de Cervera y se consolidó como un encuentro de personajes diabólicos: brujas, diablos, dragones, monstruos y otros muchos seres espeluznantes que invocan a un temible Macho Cabrío. Él preside la fiesta y da su permiso para que se desarrollen todas las actividades previstas. Este año no se han quedado cortos. Hoy mismo, después de la invocación al Gran Boc, actuarán Sopa de Cabra, Gossos y Motorcycle Mama en la plaza Major. Y mañana, día central del evento, se abrirá la Fira del Gran Boc en los patios de la Universidad. En ella se puede encontrar todo tipo de productos relacionados con la brujería y el esoterismo. Los pasacalles para todos los públicos, adultos e infantiles, se complementarán con conciertos a cuatro bandas: habrá espacios separados para música folk, ska, rock y technohouse.
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