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CRISIS POLÍTICA EN CEUTA Y MELILLA

El Gobierno advierte al GIL de que no puede entrometerse en política exterior

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno advirtió ayer al Grupo Independiente Liberal (GIL) de que no tolerará que se entrometa en asuntos de política exterior por ser competencia exclusiva del Ejecutivo central. El aviso, formulado por el propio ministro portavoz del Gobierno, Josep Piqué, respondía así al anuncio de Jesús Gil de que va a haber "sorpresas" en las relaciones de Ceuta con Marruecos.Una vez matizada, ayer, por el próximo presidente ceutí, Antonio Sampietro, del GIL, que las relaciones entre Ceuta y el país magrebí se van a limitar a acuerdos pesqueros, el secretario de Estado de Comunicación, Pedro Antonio Martín Marín, precisó la respuesta del Gobierno al señalar que si los contactos anunciados por el alcalde de Marbella son "para mejorar las infraestructuras, las comunicaciones y los accesos, lo que pueda beneficiar al entorno, no lo vemos mal". Pero insistió en la advertencia del Gobierno al afirmar: "Lo que no toleraremos es que se pacten asuntos que no son competencia de Ceuta desde el punto de vista constitucional, como son los exteriores".

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El Ejecutivo no quiere dramatizar la situación creada en Ceuta. A juicio de los portavoces oficiales, el principal daño que puede hacer el GIL es contribuir al desprestigio de la política y los políticos por anteponer de manera expresa sus intereses privados a los generales de los ciudadanos o, dicho de otro modo, por dirigir su política desde el Club Financiero de Marbella. "En política exterior no podrá hacer nada porque carece de la competencia", insisten en La Moncloa. Pero sí admiten que podrá intervenir en las políticas del suelo, dónde el Estatuto de Ceuta le concede competencias, y beneficiarse de sus intereses urbanísticos. Es en este terreno en el que tanto el Gobierno como el PSOE creen que se centrará la estrategia del GIL en Ceuta.

El secretario socialista de Política Autonómica, Ramón Jáuregui, añade una nueva explicación al reto de Jesús Gil. "Ha buscado el poder en Ceuta para presentar una coraza ante el Gobierno por la amenaza de los 50 asuntos judiciales que tiene pendientes en los tribunales. Por eso juega en un territorio tan sensible como es Ceuta y por eso lanza sus bravatas".

Jáuregui sitúa, por tanto, el desafío de Gil en "clave defensiva" y, en consecuencia, no le concede "mayor importancia". Cree que el Gobierno y el PSOE deben actuar "con calma y naturalidad" ante este nuevo reto para la democracia. "El desafío de Gil acabará desinflándose como un globo".

"Actuar con calma no significa que no se mantenga una especial vigilancia sobre los movimientos de GIL para denunciar sus ilegalidades", culmina Jáuregui. El PSOE reclama un control específico sobre sus operaciones urbanísticas y sus movimientos de capital.

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