Greenspan cumple las previsiones y sube un cuarto de punto los tipos de interés en EE UU
La Reserva Federal de EE UU quiso ayer curarse en salud y, por segunda vez este verano, subió en un cuarto de punto su principal tipo de interés. La jugada había sido anticipada por todos los analistas y operadores económicos. Aunque la inflación en EE UU sigue bajo control, la Reserva Federal, que preside el cauto Alan Greenspan, teme un repunte provocado por la subida de los precios del petróleo y por la presión al alza de los salarios.Tras la subida de ayer, el tipo de fondos federales, al que los bancos se prestan dinero, queda en un 5,25%.
Greenspan no sorprendió. Tan seguro estaba Wall Street de que el presidente de la Reserva Federal iba a subir ligeramente el precio del dinero que el lunes se permitió una nueva muestra de euforia, estableciendo con 11.299,70 puntos un nuevo récord histórico del índice Dow Jones.La bolsa neoyorquina vivió ayer a la expectativa de que Greenspan y sus colegas del Comité de Mercados Abiertos confirmaran las previsiones. Y así fue: a la hora prevista, las 14.15 horas de la tarde, seis horas más en la España peninsular, la Reserva Federal anunció la segunda leve subida del verano.
Tras cinco horas de reunión, el Comité de Mercados Abiertos emitió un comunicado en el que, como el del pasado 30 de junio, declaró que mantiene una actitud "neutral" respecto a la inflación y los tipos. Eso quiere decir que no opta por una política de restricción monetaria, ni tampoco por una de expansión. Se mantiene a la espera de los acontecimientos. La euforia de Wall Street no se explica por la subida del precio del dinero, una noticia que nunca es agradable para la mayoría de los agentes económicos y financieros, sino por el hecho de que se da por supuesto que es la última en mucho tiempo.
Según la mayoría de los analistas, la Reserva Federal, al incrementar en un total de medio punto -un cuarto el pasado 30 de junio y otro ayer- el tipo de interés interbancario, ha puesto ya las barreras suficientes para afrontar posibles repuntes inflacionistas y un recalentamiento de la economía estadounidense.
Los últimos datos sobre el Indice de Precios al Consumo (IPC) estadounidense no son tan graves; en julio subió un 0,3%, tras dos meses de crecimiento nulo. En los últimos doce meses, el IPC de EE UU se sitúa en el 2,1%. Hace pocos años, ese porcentaje hubiera sido considerado una bendición, pero ahora, tras un ciclo deflacionista, es lo suficientemente alto como para que las autoridades monetarias se crean obligadas a encarecer el precio del dinero.
El año 1998, con crisis en Asia, Rusia y América Latina y caída de los precios del petróleo y otros materiales estratégicos, provocó en la Reserva Federal el temor a una recesión deflacionista. La respuesta de Greenspan y sus colegas fueron tres rebajas consecutivas de los tipos, que dejaron el de los fondos federales en el 4,75%.
La Reserva Federal consiguió así que los inversores y consumidores de Estados Unidos siguieran manteniendo el optimismo y un trepidante ritmo de actividad. Ahora la preocupación es la contraria. Greenspan cree que con la continuidad del crecimiento económico en EE UU por noveno año consecutivo y el bajo nivel de desempleo, los salarios van a empujar inevitablemente al alza.
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