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ABECEDARIO ANDALUZ Seseo

A. R. ALMODÓVAR "Las niñass bien educadass pronuncian mucho las esesss: cáscaras de higoss, cáscaras de nuecess, rabos de lagartijass, colas de pecesss...". Este chusco aforismo pedagógico aún tenía cierta vigencia en colegios de monjas para niñas de clase media-alta allá por los sesenta. Y aunque con aire de broma (no hay bromas inocentes, decía Freud), y referido más bien a las eses finales, no dejaba de llamar la atención sobre la "necesidad" de pronunciarlas todas, e implícitamente de distinguir entre s y z (eses/nueces, peces). Todo un prontuario del hablar fino en que debían ejercitarse las damitas andaluzas de buena posición. Ni que decir tiene que el seseo, y el ceceo, siguieron su camino andaluz por donde les vino en gana, y llegaron hasta las Américas, con el mayor descaro y sin pedirle permiso a ningún colegio ni academia; eso sí, el seseo pagó peaje en Canarias. Lo que ya no está tan claro es cuándo y por qué se originó esta revolucionaria reducción del par s/z, que iguala entre nosotros pozo de agua y poso del café; casa y caza, según zonas, a excepción de la cornisa septentrional (sierras de Huelva y Córdoba; un poco menos la de Sevilla), media Granada, la más oriental, y norte de Jaén. En todas estas áreas se distingue como en Castilla o León, y la gente o va a su casa, o va de caza, tiran al pozo o tiran el poso del café. Claro que para evitar confusiones, lo mejor es decir voy de cacería (y por analogía de pesquería, Sierra de Aracena), o "este café tiene mucha zurrapa". Y todos tan contentos. En cuanto a que si la confusión vino por influencia de un seseo bereber o mozárabe, o por una voluntad de los sevillanos de ir más lejos que los madrileños en el camino de simplificar el complejo sistema del castellano medieval (cuatro eses hermanas, y dos primas), es cosa que sigue produciendo ardorosos debates entre los especialistas. Al día de hoy, lo cierto es que hay dos seseos diferentes en Andalucía (suenan y se articulan de distinta manera): el de Sevilla (predorsal) y el de Córdoba (coronal), con ramificaciones. El primero, después de burlar el estrecho cerco que le ponen los pueblos ceceosos de su alrededor, se extiende por la provincia de Cádiz -la que no cecea, o la que practica la convivencia, como la capital-, por casi toda Málaga, y llega hasta el sur de Granada. El otro se consolida en Córdoba, pero reaparece, como el Guadiana, por fronteras onubenses con Portugal y hacia el lado contrario, por Almería. La cercanía norteña con la ese castellana produce situaciones híbridas muy curiosas, como distinción de niveles culturales en Sierra de Aracena (más sevillana en personas instruidas, más castellano-leonesa en las de menor formación).

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