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Reportaje:

Todos los días son sábado noche

La música, al igual que la alegría, va por barrios. Al menos, así sucede en la Aste Nagusia, cuya diversidad de escenarios permite la proliferación de distintos ambientes entre los bares y txosnas del Casco Viejo y los hoteles del centro de la villa. Adolescentes y puretas, apolíticos y militantes, ligones, bailones y muermos, todos tienen un puesto de su gusto entre los más de 100 locales que han sacado sus altavoces a la calle. La mañana y la sobremesa son los únicos momentos del día en los cuales se impone cierta mesura en el nivel de decibelios, ya que antes del anochecer los pinchadiscos comienzan a rivalizar entre sí. Detrás del Teatro Arriaga, un tanto aislado, sigue establecido el espacio reservado a los más borrokas, y en pleno Arenal, se produce la mayor mezcolanza de gente y estilos musicales. En la plaza circular y en Buenos Aires se concentra la chavalería, ávida de bailar por enésima vez los hits con que las radiofórmulas bombardean impenitentemente a la población, mientras a escasos metros, en la zona de Berastegui y Jardines de Albia, un gentío más curtido disfruta con un repertorio propio de discotecas de moda y con algún ramalazo lolailo. Ya en los hoteles, el son, la samba, la salsa, el merengue y otros ritmos caribeños cuentan con gran predicamento entre los más talluditos. Eso en cuanto a las diferencias, ya que, obviamente, también se dan coincidencias. Continúan sonando incunables como el Vivir así es morir de amor de Camilo Sexto, el himno del Athletic, odas al despelote (con perdón) como You can leave your hat on (por Joe Cocker) y grandes éxitos de los años setenta, imprescindibles en cualquier pista de baile que se precie. Por ejemplo, de Village People o Abba; auténticos clásicos, vamos. Siguiendo con las similitudes, un hit parade de las fiestas que hoy concluyen no puede ignorar la frecuencia con la que han sonado las ocho canciones que se citan a continuación, una colección que evidencia que los dee jays tiran mucho de recopilatorios de moda, tipo Tropicana, Disco estrella o Sólo números 1. Follow the leader. El cantante de Sensational Boys Street hace las veces de instructor de baile entre el frenético batir de las percusiones. Ahora muevan el pie derecho, ahora la mano izquierda, salten a un lado, al otro, griten... Todo un chollo para los menos imaginativos, aunque hace falta coordinación, y hasta alguna aspirina que compense la sobredosis de tambor. Mambo number 5. (A little bit of...). El mambo vuelve a llenar las pistas de baile gracias a la moderna adaptación de Lou Bega. Éste adereza la esencia caribeña con elementos más contemporáneos y el contoneo del auditorio hace el resto. Livin" la vida loca. Las multinacionales dicen disputarse el mercado latino con Ricky Martin y Enrique Iglesias pero, a tenor de lo visto y escuchado, en Bilbao cuenta con ventaja el portorriqueño. El enésimo autoplagio de su exitosa María ha barrido al hijo de la Presley. Salomé. Parece una mujer quien canta eso de "tú bajaste desde el cielo y me echaste al candelero, tú bajaste desde el cielo, mira niña si te quiero" pero, como todos sabrán a estas alturas, es el portorriqueño Chayanne (y no Enrique Iglesias) quien planta cara a su compatriota Ricky Martin a la hora de enarbolar la bandera de los ritmos latinos en las radiofórmulas. Living next door to Alice. Los bilbaínos han encontrado una frase fácil de recordar para boicotear el estribillo de esta canción. Así, mientras el vocalista de BR Band lo culmina en inglés, sus palabras son tapadas por una muchedumbre empeñada en gritar "¡quién coño es Alice!". A-ba-ni-bi. El nuevo alter ego de Marc Parrot se ha convertido en lo más in cuando de animar un guateque se trata. El Chaval de la Peca retoma el revival patrio y se atreve con todo, desde Soy un truhán, a Libre, pasando, claro está, por el inevitable A-ba-ni-bi. Doodah. Hay quien llama a lo suyo technobilly, por su unión de música electrónica y rockabilly, pero a la gente eso le da igual. El caso es que el tema estrella de los Cartoons se parece al de un viejo anuncio de Lacasitos. ¿Y a quién le amarga un dulce? Himno de Marijaia. Quizá no acaba de convertirse en la canción más pinchada durante la Aste Nagusia, pero la trikitixa de Kepa Junkera siempre obtiene una calurosa bienvenida. Y la letra es tan sencilla que todo pichichi puede presumir de saber euskera. Todo un acierto.

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Despedida con hoguera

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