ABECEDARIO ANDALUZ Norma
A. R. ALMODÓVAR "El concepto de norma es muy viejo en lingüística; lo que ocurre es que cada investigador, según sea su adscripción doctrinal, postulará por una u otra definición, y será difícil llegar a ver las cosas con claridad". Así se expresaba don Manuel Alvar en 1982, y no han cambiado mucho las cosas. En el difícil camino que pueda conducirnos a la configuración de una norma andaluza del español, andaluz culto o andaluz ejemplar, Pedro Carbonero distingue hasta cuatro acepciones de norma: 1. N. lingüística, o de uso común mayoritario; por ejemplo: hemoh venío. 2. N. sociolingüística, prestigiada por la consideración social: hemoh venido. 3. N. académica, de uso "correcto" en el estándar madrieño: hemos venido. Pero como lo académico debe ir siempre a la zaga de lo social, y no al revés, la norma académica en Andalucía deberá coincidir con la norma sociolingüística. 4. N. escolar, en dos ramas, una hablada (hemoh venido), y otra escrita (hemos venido). (Los ejemplos son míos). La última podría extenderse a todo uso público del andaluz, incluida la radio y la televisión. Esa norma andaluza (Vaz de Soto también la llama registro culto del andaluz), se podría elaborar a partir de cómo hablan las personas instruidas de toda Andalucía en situaciones estandarizadas, porque es la que mayor grado de cohesión presenta, según las diferentes encuestas de habla urbana actual realizadas en Sevilla, Málaga, Almería... En ella cabría recomendar, no imponer, determinadas pautas, como: distinguir entre s y z, o bien sesear; nunca utilizar el ceceo grueso. Pronunciar suavemente la jota (páharo); aspirar las eses finales, con doble solución delante de vocal: los-andaluce, o bien loh-andaluce. No articular la ch relajada (mushasho); no neutralizar r y l final de sílaba (arcarde); no usar las apócopes to, pa, na mu... Utilizar el yeísmo y no intentar recuperar la ll castellana. Cosas así. Todavía se habla de una Norma Atlántica, compuesta por el andaluz, el canario y el español de América, que es la que más habitantes tiene, con diferencia. Y Coseriu, toda una autoridad mundial, llega a hablar de una Norma de ejemplaridad panhispánica: "El español de América, conjuntamente con, digamos, su madre, la lengua española de Andalucía, y en particular la occidental, tiene muy buenas probabilidades de llegar a constituir una norma de ejemplaridad". Tecnicismos aparte, quizás se entienda mejor lo que se pretende con esta normalización del andaluz, con ejemplos de vocabulario. En Andalucía se ha dicho siempre zarcillos, conviviendo con aretes en Granada, Jaén y Almería. Pero lo que no se ha dicho nunca es pendientes. Sin embargo, ésta es la palabra que se está imponiendo y destruyendo a las otras dos, por norma madrileña, que no andaluza. Ocurre algo semejante con palillos, frente a castañuelas, y con alcancía (por cierto, bien viva en América), frente a hucha. ¿No sería más normal recuperar las tres voces andaluzas?
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